Parece absurdo pero así es. La tensión en Libia ha sido lo que le faltaba al entorno internacional y financiero, que ya despidió 2010 y saludó este año muy calentito. Las amenazas del tirano libio de responder con una masacre a la intervención internacional han disparado el precio del barril del crudo por encima de los 115 dólares por unidad.
La gasolina ya está en España más allá de los 1,30 dólares el litro y si ya antes las cifras de inflación eran preocupantes, esto las apretará aun más, por muchas medidas urgentes que tome el Gobierno.
El Banco Central Europeo (BCE) ha dejado caer que la subida de tipos de interés es inminente. “Es posible”, ha dicho Trichet y cuando un banquero central se moja…. Ya hay tensiones en el interbancario claras, lo que tirará sin duda del Euribor al alza. En esta situación, cuanto menos se hable ahora del suelo de las hipotecas, mejor, porque lo que está al caer es, justamente, lo contrario.
En breve volverá a escucharse a los titulares de hipotecas que les han revisado al alza la cuota, algo inevitable, ya que los tipos no podían bajar más. Técnicamente, no había tipos de interés, con un precio del dinero en la Eurozona del 1%, después de que el propio Jean-Claude Trichet los bajara del 1,25% el pasado abril de 2009. Ya no cabía esperar nuevas bajadas, al estilo estadounidense (están entre el 0,15% y el 0,25%) ya que, entre otras cosas, esta crisis ha demostrado que el estímulo monetario no tenía un efecto dinamizador, en una economía saturada de dinero artificial.
Sin embargo, precisamente es ahora el momento para hablar con calma de estas cláusulas, sin la presión de una coyuntura bajista en tipos. Pero es dudoso. Por el contrario, seguro que la banca no remoloneará en subir sus tipos. ¿O sí lo hará? Hay que recordar que muchas cajas están inmersas en procesos de fusión y con serias exigencias de capital. Apretar más a sus clientes puede traducirse en un repunte de la mora… que les complicaría y mucho el panorama inmediato.
En cualquier caso, lo verdaderamente lamentable es que el crudo haya llegado en los últimos tiempos al entorno de los 100 dólares por barril, antes de los acontecimientos de Túnez. Ahí, los especuladores han sido los grandes responsables de ese calentón del precio que, después de los acontecimientos en el Magreb, han colocado el crudo en una situación donde nunca debería estar, a tenor de la crisis internacional.
Ahora, hay un gran temor y se habla de una nueva crisis del petróleo, similar a las del pasado, en las décadas de los setenta y ochenta. Y es ahora, nuevamente, cuando al Gobierno le afloran las vergüenzas. Si en lugar de perder el tiempo la primera legislatura y parte de la segunda, hubiera abordado un plan energético coherente, sin duda ahora no tocaría abordar medidas vergonzantes y absurdas como bajar 10 kilómetros por hora la velocidad máxima de los coches, en una decisión que ha dejado estupefacta a la ciudadanía.