La Bolsa española acabó prácticamente plana, ya que retrocedió sólo un 0,03 por ciento, que le impidió cerrar este lunes por encima de los 10.500 puntos, en los que se mantuvo durante buena parte de la sesión e incluso minutos antes del cierre.
El principal indicador del mercado español, el IBEX 35, retrocedió este lunes tres puntos, equivalentes a ese 0,03 por ciento, hasta 10.495,70 puntos. No obstante, desde el comienzo del año el selectivo ha avanzado el 6,46 por ciento. El Índice General de la Bolsa de Madrid, con sólo uno de los seis sectores en negativo, retrocedió el 0,13 por ciento.
En Europa, con el euro a 1,397 dólares y el barril de petróleo en casi 116 dólares, cayeron la mayoría de las principales plazas: París, un 0,74 por ciento; Fráncfort, un 0,24 por ciento; y Londres, un 0,28 por ciento. Milán, por el contrario, subió un 0,03 por ciento.
En los primeros compases de la sesión, el mercado español se movía prácticamente plano, aunque posteriormente avanzaba animado por las compras de los inversores y a pesar de que Moody’s rebajara en tres escalones la solvencia de Grecia y reavivara el temor sobre Portugal, cuyo bono a diez años rinde ya al 7,39 por ciento.
En concreto, la agencia de medición de riesgos, que ya calificaba la deuda helena como «bono basura», recortó aún más la nota hasta el nivel de «alto riesgo crediticio» y los inversores empezaron a temer que el próximo recorte de la agencia pueda tocarle a Portugal.
A media mañana, el selectivo mantenía su pulso alcista y subía el 0,30 por ciento, en línea con el resto de mercados europeos, ignorando los conflictos en Libia o el alto precio del petróleo.
Especialmente sobre este último punto y las presiones sobre la inflación, los inversores esperan a recibir noticias desde Basilea, donde se reúnen este lunes y mañana los principales bancos centrales para analizar estas cuestiones, junto con el encarecimiento de los alimentos.
El sector financiero cotizó durante buena parte de la sesión a la baja, principalmente por el revivir de las tensiones en los mercados de deuda y las consecuencias que podría tener para la banca española un rescate de la economía lusa.
Pero además, los inversores de los bancos españoles están pendiente de que el Banco de España publique este jueves las necesidades de capital de las entidades españolas para cumplir con los nuevos requisitos establecidos por el Gobierno.
De ahí el comportamiento dispar a lo largo de la jornada, en la que el Banco Santander llegó a subir en algún momento más de un 1 por ciento.
A pesar de ello, las tensiones en los mercados de deuda siguieron haciendo mella en la cotización del selectivo español y asimilando que Fitch haya dado un cierto respaldo a España manteniendo el pasado viernes la calificación de la deuda soberana, pero con el sabor agridulce de que mantiene en perspectiva negativa al país.
Con esto, la prima de riesgo de España cerró en 210 puntos básicos, ya que la rentabilidad del bono español a diez años se mantuvo en el 5,36 por ciento.
De los grandes valores, el peor parado fue el BBVA, a su vez el segundo más bajista del IBEX 35, con una caída del 1,35 por ciento, en el mismo día en el que trata de colocar 1.750 millones en bonos a dos años.
También en el reducido club de los gigantes, el Banco Santander retrocedió un 1,20 por ciento e Iberdrola, un 0,37 por ciento.
Por el contrario, Repsol subió un 0,31 por ciento, animado por el anuncio de que explorará bloques en Alaska con una inversión inicial de 547 millones de euros; y Telefónica, un 0,25 por ciento.
La mayor caída del selectivo fue para ArcelorMittal, que cedió el 1,49 por ciento, mientras que en el lado contrario, la mayor alza correspondió a FCC, que subió un 2,41 por ciento.
En el mercado continuo, las mayores caídas se la anotó Montebalito, que cedió el 5,64 por ciento, mientras que las acciones que más subieron fueron las de Urbas, un 8,14 por ciento.