El Fondo Monetario Internacional (FMI) lleva dos semanas cubriéndose de gloria. Hace menos de dos semanas lanzó un informe agorero sobre la escasez de crudo mundial que se nos avecinaba. El resultado ha sido que el futuro del barril Brent pasó de 115 a 125 dólares por unidad, es decir, casi un 10% de encarecimiento de la materia prima, en un momento en el que sufrimos el precio de los carburantes en máximos históricos. Ahora se ha descolgado con algo parecido con España.
Conviene recordar que uno de los objetivos del FMI es reducir la pobreza en el mundo. Pues el organismo internacional nos ha apretado y de qué manera el bolsillo con lo del crudo, pero lo de España no tiene nombre. Dice con toda crudeza que no cumpliremos con los objetivos de reducción de déficit, a pesar de que el Gobierno se ha aplicado a la tarea con bastante intensidad, pero lo que resulta demencial es que realice unas previsiones económicas demoledoras a seis años.
La institución dice que no creceremos de manera más o menos sólida hasta más allá de 2017. Una locura. Realizar previsiones a seis años en materia económica es inaceptable, ya que nadie puede prever qué ocurrirá con tanta precisión. Puede haber una guerra, o, por el contrario, tal vez la crisis nuclear de Japón provoque un desarrollo brutal de las energías renovables, donde España tiene un papel protagonista.
En cualquier caso, hay muchas variables no previstas como para realizar cálculos milimétricos a seis años. Pero aunque no pueda ver lo que pase a largo plazo, a corto está haciendo mucho daño y lo que es peor, lo está haciendo a la ciudadanía. Publicar esas informaciones tan negativas sobre España sólo puede provocar que nuestro Gobierno tenga problemas para colocar su deuda pública.
Además, este informe llega oportunamente justo cuando nuestro Ejecutivo está en tratos con China para que apoye tanto a nuestros bonos como a nuestras cajas en el proceso de reordenación que atravesamos, tan vital para nuestro futuro económico.
Si el FMI consigue convencer a los mercados de un futuro tan agorero, España tendrá que colocar su deuda más cara. Algo que pagaremos de nuevo los ciudadanos, evidentemente.
Por suerte, los mercados no están dando crédito a los informes de este controvertido organismo (tampoco a los de las agencias de rating), ya que hoy la prima de riesgo con la deuda alemana se estrechaba de nuevo y se ponía al borde de los 170 puntos básicos. Noticias como el apoyo chino o las reformas emprendidas por el Gobierno (mejorables, sin duda, pero al menos en la dirección correcta) son las que están siendo recogidas por los inversores, no las imprudentes declaraciones del FMI que está haciendo bueno el refrán de que ‘cada vez que habla, sube el pan’.