Grecia afronta el segundo día de supervisión de sus cuentas públicas por parte de los inspectores de la «troika» (CE, BCE y FMI).
El Gobierno griego ha calificado de «positiva y productiva» la primera reunión con los jefes de misión de la «troika» (CE, BCE y FMI), mientras se esfuerza en aplicar los recortes adicionales exigidos por los acreedores para tener acceso a un nuevo tramo crediticio de 8.000 millones.
Entre la presión de los supervisores y la oposición de los sindicatos en la calle a los ajustes, el Gobierno socialista griego vivió otro día en el que tuvo que ratificar a toda prisa nuevas medidas para lograr liberar ayuda financiera vital.
Así, el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, presidió este jueves un Consejo de Ministros que aprobó un paquete de medidas adicionales, con el que se pretende cubrir un agujero de cerca de 2.000 millones de euros que desviaba al país del objetivo de reducir el déficit este año al 7,6 %.
El Consejo de Ministros también trató sobre el gigantesco programa de austeridad y reformas para recaudar 78.000 millones de euros hasta 2015 y que se traduce en privatizaciones, recortes salariales y de pensiones, y en nuevos impuestos.
Pero el compromiso ante la «troika» de reducir el personal del sector público en un 30 % hasta 2015, y en especial, en 30.000 trabajadores hasta finales de año, se ha topado con algunos problemas legales de última hora.
El Gobierno afirmó que debatirá la situación y tomará una decisión definitiva el próximo domingo, después de que Papandréu se reúna con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hoy en París.
Del informe favorable de los expertos depende que Grecia reciba un dinero de los acreedores internacionales con el que pagar salarios y pensiones.