El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que ante la marcada desaceleración registrada por el crecimiento de la economía europea y el incremento de las tensiones en los mercados financieros es aconsejable «distender» la política monetaria y «actuar con cautela» en el frente fiscal, donde aquellos países con margen suficiente y planes creíbles de consolidación pueden actuar para hacer frente a las amenazas para el crecimiento.
«Si bien el deterioro de las finanzas públicas no deja otra opción que reforzar la situación fiscal, la desaceleración del crecimiento exige actuar con cautela», destaca la institución en su ‘Informe de perspectivas regionales para Europa’, presentado en Bruselas por Antonio Borges, director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Europa.
En este sentido, el análisis concluye que, si bien en aquellos países donde las presiones del mercado son más fuertes, «conviene seguir concentrando la consolidación en el período inicial», en otros países, donde los planes de consolidación fiscal a mediano plazo son creíbles o han sido más intensos en una etapa inicial, existe margen de maniobra para permitir que los estabilizadores automáticos operen plenamente para hacer frente a las sorpresas del crecimiento.
Asimismo, el FMI subraya la necesidad de llevar a la práctica «la nueva arquitectura institucional convenida en julio por las autoridades europeas, en particular aprovechando la flexibilidad ampliada del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)», que podría así ser empleado incluso en caso de necesidad para reforzar la capitalización de los bancos europeos.
«Aunque los dirigentes europeos han dado muchos pasos importantes, ahora es necesario poner en acción rápidamente las nuevas herramientas de gestión de crisis convenidas en la Cumbre del 21 de julio y mancomunarse en un plan concertado para hacer frente a los distintos componentes de la crisis actual para restablecer la confianza de los consumidores, los mercados y los inversores», declaró Antonio Borges.
Por otro lado, la institución internacional lanza en su informe un nuevo mensaje al Banco Central Europeo (BCE), al subrayar la importancia de que los bancos centrales del Viejo Continente mantengan una política monetaria con una orientación acomodaticia «o incluso distenderla mientras persistan los riesgos para el crecimiento y la estabilidad financiera y se mantengan bien ancladas las expectativas inflacionarias».
La institución dirigida por la francesa Christine Lagarde prevé que el continente europeo registre este año un crecimiento del 2,3% y del 1,8% en 2012. En el caso de la UE la expansión económica será del 1,7% en 2011 y del 1,4% en 2012, mientras que el PIB de la eurozona crecerá un 1,6% y un 1,1%, respectivamente.