Trabajadores portugueses están participando este jueves en una huelga general con la que quieren expresar su rechazo a las medidas de austeridad que está aplicando el Gobierno a cambio del paquete de rescate que concedió la Unión Europea a Portugal.
Muchos vuelos han sido cancelados, los trenes no han realizado sus trayectos y los servicios públicos se han interrumpido a causa de esta protesta contra la destrucción de empleo, el aumento de los impuestos y los recortes salariales acordados entre Portugal y la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Todos los vuelos internacionales desde y hacia Lisboa y Oporto estarán cancelados durante 24 horas, según indica Aeropuertos de Portugal (ANA) en su página web, mientras que entre la península y las islas Madeira y Azores solo funcionan los servicios mínimos.
«¡La huelga es general, el ataque es global!», ha coreado un grupo de personas en un piquete en el aeropuerto de Lisboa, en alusión a lo que los sindicatos consideran un ataque contra los derechos de los trabajadores.
El Gobierno portugués debe cumplir las condiciones que le puso la UE al entregar 78.000 millones de euros para sacar al país de su peor crisis económica desde hace décadas. El Ejecutivo anterior, socialista, se vino abajo el pasado marzo al no conseguir que el Parlamento aprobase sus medidas de austeridad y verse obligado a solicitar el rescate.
Escoltan camiones de basura
En Oeiras, a las afueras de Lisboa, la Policía ha tenido que escoltar los camiones del servicio municipal de recogida de basura a través de un piquete, pero de momento no se ha informado de incidentes violentos. Los tribunales determinaron que durante la huelga debían mantenerse los servicios públicos esenciales.
Carlos Silva, un maquinista de 45 años, opina que «con lo que está haciendo la ‘troika'» (la UE, el BCE y el FMI) en Portugal, «hay motivos para la huelga». «Pago la Seguridad Social desde 1981. ¿Por qué me voy a quedar sin una parte de mi paga extra de Navidad?», ha declarado.
Portugal va a experimentar su peor recesión económica desde que recuperó la democracia, en 1974. El año que viene, el PIB se contraerá casi un 3 por ciento.
Con el fin de reducir el déficit presupuestario y la deuda, el Gobierno ha aplicado medidas muy impopulares, como la reducción de las pagas extras de Navidad para todos los trabajadores este año y la cancelación de las vacaciones y las pagas extras de Navidad para los funcionarios el año que viene.
Sus reformas incluyen recortes en el gasto en todos los ámbitos, desde los servicios médicos hasta la televisión pública. También está reformando las leyes laborales y ha ampliado la jornada laboral en media hora.
La austeridad es necesaria
Desde hace varias semanas, hay una gran cantidad de carteles en las calles de Lisboa en los que se insta a los trabajadores a participar en la huelga, mientras el Gobierno insiste en que las medidas de austeridad son inevitables.
El primer ministro, Pedro Passos Coelho, que llegó al cargo el pasado junio, ha dicho que la prioridad del país es superar la crisis de deuda. «Me corresponde a mí animar a los portugueses a la acción diaria para que contribuyan a transformar Portugal», ha declarado.
Las condiciones del paquete de rescate obligan a Portugal a reducir el déficit presupuestario este año hasta el 5,9 por ciento del PIB (en 2010 casi llegaba al 10 por ciento). Lisboa se ha comprometido a bajarlo hasta el 4,5 en 2012.
Los trabajadores, especialmente los de las empresas públicas afectadas por fuertes recortes, temen además el desempleo, que actualmente es del 12,4 por ciento, el índice más alto desde los años 80.
José Baptista, un electricista de 44 años que apoya la huelga, ha culpado a los bancos de los problemas de los portugueses. «Lo que más me preocupa es la financiación, cómo se ha cortado la financiación para la gente, las empresas y el país», ha dicho.
Estrella Digital/EP