El grupo estadounidense AMR, que agrupa a las filiales American Airlines y American Eagle, se ha acogido finalmente y de manera voluntaria al capítulo 11 de la ley estadounidense de bancarrotas, por la que las dos aerolíneas quedan en suspensión de pagos.
En un comunicado, la compañía ha justificado que esta decisión se produce «con la intención de conseguir una estructura de los costes y de la deuda más competitiva» y por «el mejor interés de sus accionistas».
Asimismo, el grupo estadounidense ha subrayado que «durante este proceso de reorganización», las dos aerolíneas continuarán operando con «completa normalidad».
Ni los programas de fidelización ni la condición de miembro en la alianza Oneworld se verán afectados, han asegurado, mientras que los procesos legales en Estados Unidos no tendrán repercusiones fuera del territorio norteamericano.
«Esto ha sido una muy difícil decisión, pero es un paso necesario para que nuestras aerolíneas sean ahora más eficientes, competitivas y financieramente más fuertes», ha lamentado el presidente y consejero delegado de AMR, Thomas W. Horton.