Tras una jornada «negra» y llena de contradiciones, réplicas y desmentidos, llega la calma, las buenas palabras y las mejores intenciones. El ministro de Economía, Luis de Guindos, abría este lunes el debate sobre «la financiación progresiva» para que las rentas más altas pagasen la sanidad. No obstante, cuatro horas después fue corregido por el vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, que aseguró que tanto el PP como el presidente del Gobierno siguen apostando por «la gratuidad» de este servicio. Tras esta intervención, la polémica estaba servida.
Dos planteamientos opuestos que acabarían dando la razón a uno y quitándosela a otro. Y así fue. Este lunes, a las cinco de la tarde, Moncloa mandaba un comunicado oficial en el que anunciaba un nuevo recorte de 10.000 millones en Educación y Sanidad. «La situación es muy compleja y muy difícil», ha dicho este martes el ministro de Economía en el coloquio-desayuno organizado por Forum Europa, que también ha asegurado no haberse sentido «desautorizado» por Floriano, puesto que la estrategia del Gobierno es «muy clara» y está «perfectamente coordinada».
Aún así, y tras el anuncio que el Ejecutivo hizo este lunes, si algo está claro es que el planteamiendo que expuso De Guindos es el que más se acerca a la futura reforma sanitaria que el Gobierno de Rajoy tiene pensado aprobar «de aquí a dos semanas». Según el ministro de Economía, el Ejecutivo sólo se ha marcado una línea roja a este respecto: mantener una sanidad pública sostenible.
De Guindos ha insistido en varias ocasiones en que la evolución del gasto en Sanidad pone de manifiesto la necesidad de plantearse «otro modelo». «La situación de la deuda autonómica con los proveedores es inaceptable», ha sentenciado el titular de Economía, que ha instado a actuar para hacer del modelo sanitario español, un modelo «universal» y de «calidad» que sea «sostenible» con el paso del tiempo. «Es necesario actuar», ha dicho De Guindos, para quien «el peor enemigo es el que se niega a hacer recortes».
Reforma «de aquí a dos semanas»
Por su parte, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha asegurado este martes que «de aquí a dos semanas» se tendrá una reforma de la Sanidad «estructurada y contrastada» con las comunidades autónomas, y en la que se incluirá una redefinición de la cartera de los servicios básicos para hacerla más «racional y adecuada».
Montoro, en declaraciones a RNE, ha subrayado que la reforma sanitaria está bastante avanzada y ha recordado que el objetivo es ahorrar 10.000 millones de euros con esta reforma y con la de educación. Aunque no ha detallado cómo se producirá ese ahorro -tiene que discutirse con las comunidades autónomas- sí ha indicado que una de las maneras de conseguirlo es «combatiendo los abusos» que se cometen sobre el sistema sanitario.
Entre estos abusos, el ministro ha mencionado el que cometen los europeos que vienen a España a hacer uso de la sanidad gratuita porque en sus países de origen tienen que pagar por ella, o el que se produce con las recetas. Respecto a si se establecerá una especie de copago progresivo, Montoro ha indicado que el ministro de Economía, Luis de Guindos, lanzó una «idea general» al apuntar un nivel de rentas de 100.000 euros a partir del cual habría que pagar por la sanidad.
«Ese nivel puede ser utilizado, pero estamos en estudio de todo esto, porque no es tan sencillo hacer cambios de esta envergadura. La reforma la explicará la ministra de Sanidad cuando acabe de estar bien realizada y contrastada con las comunidades autónomas», ha explicado.
Una reforma «ambiciosa»
En todo caso, Montoro ha señalado que se trata de una «reforma ambiciosa» que «no va sólo sobre la idea elemental de lo que sería un copago», medida que, por otra parte, ha dicho que ya existe en España. Así, el ministro ha apostado por redifinir la cartera de servicios básicos en sanidad «para que ésta sea más racional y más adecuada» y hacerlo en cooperación con los expertos.
El titular de Hacienda ha asegurado que los ajustes en sanidad y educación no están dirigidos a calmar a los mercados, sino que forman parte de la agenda reformista del Gobierno. «Estamos cumpliendo un calendario y las reformas seguirán. A final de verano, estarán ya todas preparadas y aprobadas», ha añadido el ministro.
Montoro ha reconocido que a España se la ve desde fuera como un problema y al Estado de las autonomías, como un «pozo sin fondo», por lo que ha insistido en la necesidad de poner en él «orden y disciplina». «Yo creo en la austeridad y en el equilibrio presupuestario. No creo en el déficit como motor de crecimiento económico», ha apuntado.