lunes, noviembre 25, 2024
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El Gobierno niega la «intervención» aunque insiste en la «complejidad» de la situación de España

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«Vivimos tiempos complicados, pero también vivimos tiempos de esperanza». Con estas palabras, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, intentaba este martes tranquilizar a una opinión pública cada vez más preocupada por la situación que atraviesa nuestro país. El arranque en negativo de la Bolsa y una desbocada prima de riesgo que ya alcanza los 430 puntos ponen de manifiesto que los inversores continúan sin confiar en nuestra capacidad para superar una situación que se antoja «muy difícil».

Está claro que una Ley de Estabilidad Presupuestaria para cumplir con el Pacto Fiscal firmado en Bruselas, unas profundas reformas en el sector financiero y laboral y un «drástico recorte» de 27.300 millones de euros en los nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2012 no han sido suficientes para sofocar la agitada rebelión de los mercados internacionales. Y por este motivo, los nervios ya se perciben entre los miembros de un Ejecutivo convencido de que las medidas que estaban previstas para los primeros 100 días de Gobierno ‘popular’ comenzarían a dar sus frutos. Nervios que este lunes se pusieron de manifiesto por culpa de una mala estrategia de comunicación.

Ya son muchas las voces -dentro y fuera del partido- que reclaman al Gobierno, y muy particularmente a su presidente, que hagan un mayor esfuerzo en explicar las cosas «lo mejor posible», para evitar episodios como el que vivimos este lunes, protagonizado por el ministro de Economía y el vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, que en menos de cuatro horas hicieron anuncios encontrados con los que se puso en relieve la falta de coordinación que existe entre el Gobierno y el partido que lo sustenta. Floriano, en una rueda de prensa en Génova, enmarcó unas declaraciones que hizo el ministro en la Cadena Ser sobre que las rentas altas paguen la sanidad en un contexto de «reflexión personal», e insistió en que el Gobierno y el PP siguen apostando por la «gratuidad» de la sanidad.

Este martes, el titular de Economía ha querido restarle importancia a este episodio y ha preferido hablar de «unión» y de «coordinación» dentro del Gobierno, asegurando que él no fue «desautorizado» por nadie, puesto que la estrategia del Ejecutivo es «muy clara» y el planteamiento es «común y coordinado». «La reunión que ayer tuvimos en Moncloa es la mejor muestra de ello», ha dicho De Guindos, que ha insistido en que «la coincidencia es absoluta» -no sabemos si tanto en las políticas a aplicar-, pero de lo que no hay duda es del objetivo común del Gobierno: cumplir con los compromisos adquiridos con Bruselas (alcanzar el 3% de déficit público en 2013). Unos compromisos que llevaron este lunes a Rajoy a reunirse de urgencia en el Palacio de la Moncloa con el «núcleo duro» del Ejecutivo y aprobar un nuevo «tijeretazo» de 10.000 millones en Educación y en Sanidad, la dos grandes partidas del gasto social que ocupan el 80% de los presupuestos autonómicos.

Allí decidió junto a su ‘número dos’, Soraya Sáenz de Santamaría, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el ministro de Economía, Luis de Guindos, el jefe de la oficina económica del presidente, Álvaro Nadal y los ministros de Educación y de Sanidad, José Ignacio Wert y Ana Mato, respectivamente, que nada de lo hecho hasta el momento ha sido suficiente para salvar la grave situación española. No obstante, y tal y como ha confirmado el titular de Economía este martes en un coloquio-desayuno organizado por Forum Europa, «España no se plantea ser intervenida». Luis de Guindos ha asegurado que España no necesita un rescate en estos momentos porque cuenta con un Gobierno «con ideas absolutamente claras» y una política económica coordinada con los socios europeos.

En estos mismo términos se han manifestado el ministro de Hacienda y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Cristóbal Montoro ha asegurado que el Gobierno no pedirá ayuda al Fondo de Rescate Europeo para sanear la banca española al tener un colchón de liquidez «bastante considerable» después de haber acudido a las subastas del Banco Central Europeo (BCE) realizadas en diciembre y febrero. Fernández Ordóñez, por su parte, ha insistido en que el Banco Central Europeo (BCE) no ha abordado la posibilidad de que España necesite ser rescatada por Europa. «En absoluto se ha hablado del rescate de España», ha dicho el gobernador del Banco de España al ser preguntado en la inauguración del XIX Encuentro Financiero sobre si en el consejo de gobierno del instituto emisor europeo del que él forma parte se ha debatido la necesidad de que España requiera apoyo financiero de la UE.

España continuará en recesión

Sin embargo, la situación de recesión continuará en términos similares a los del trimestre anterior. El ministro de Economía ha adelantado que la contracción del Producto Interior Bruto (PIB) en el primer trimestre «va a ser muy similar» a la de los últimos tres meses de 2011, cuando la economía española retrocedió tres décimas (0,3%), pero «no mucho peor» lo que -según De Guindos- significa «estabilización». Sobre el empleo, el ministro también ha intentado ser positivo: «Los datos no serán especialmente positivos, pero tampoco mostrarán un deterioro adicional».

De Guindos ha querido acallar todo tipo de rumores que tengan que ver con la «intervención» y ha asegurado que las turbulencias y la volatilidad de los mercados y de la prima de riesgo española en el corto plazo no van a hacer que el Gobierno «pierda el rumbo». «El Gobierno sabe cómo reconducir la complicada situación actual», ha dicho el ministro, que ha explicado que lo hará manteniendo la política de austeridad, de reformas y de equidad. En su opinión, este año va a ser difícil, pero considera que también hay señales positivas que apuntan hacia una estabilización de la economía, como el hecho de que la inflación siga moderándose o la necesidad de financiación exterior esté disminuyendo.

El Gobierno «no improvisa»

Lo cierto es que la actitud de Gobierno no está ayudando en absoluto a tranquilizar a una sociedad que ya empieza a temer por la continuidad y la sostenibilidad del Estado de Bienestar. Los presupuestos para 2012 fueron aprobados por el Consejo de Ministro el pasado 30 de marzo y presentados cinco días después en el Congreso por el Ministro de Hacienda. Entonces ya se dijo que la situación era «excepcional» para justificar un ajuste de más de 27.000 millones. Parecía que ya habíamos hecho los deberes necesarios para volver a colocarnos en «la senda del crecimiento», pero esta semana todo se truncó. Los inversores nos han vuelto a sacar las uñas y el Banco Central Europeo, lejos de consolarnos, ya ha advertido de que es posible que corte el grifo de la barra libre de liquidez.

Ante este panorama, al Gobierno no le ha quedado más remedio que volver a meter la «tijera» en el gasto público y reducir en 10.000 millones de euros la partida destinada a Educación y a Sanidad. Este martes, el ministro de Economía ha asegurado que esta nueva iniciativa del Ejecutivo «no es fruto de la improvisación». «El Gobierno tiene una hoja de ruta», ha sentenciado De Guindos. Sin embargo, el presidente sigue sin dar cuenta de ella.

Elsa Sardina Vejo

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