Mariano Rajoy lo tiene muy claro: «El Gobierno se reafirma en su voluntad reformista». Con estas palabras, el líder del Ejecutivo vuelve a mostrarse inamovible en sus objetivos iniciales: estimular el crecimiento económico y generar empleo. Rajoy es muy consciente de la complejidad de la situación española, pero ha pedido a sus parlamentarios que no cejen en el empeño de seguir explicando en el Congreso unas medidas, que a su entender, son necesarias para salir de la crisis. Una crisis, que según Rajoy, no sólo afecta a España, sino también al resto de Europa y de los mercados internacionales.
Es obvio que ésta no ha sido la mejor semana de Rajoy, que a escasos 100 días de haber llegado al poder le ha tocado vivir uno de los panoramas políticos más complicados de nuestra historia democrática. Aprobación de reformas impopulares, drásticos recortes, una huelga general, y por si ésto fuera poco, ahora también el enfrentamiento directo con algunos de sus socios europeos. Este martes amanecíamos con un nuevo puñal en nuestra espalda. Después de los últimos comentarios despectivos que vertió el presidente francés Nicolás Sarkozy sobre la situación española, ahora le ha tocado el turno al mandatario italiano, Mario Monti, que repite en esta extraña fijación por nuestro país. Según Monti, España tiene la culpa de la preocupante situación de la prima de riesgo italiana.
Una acusación a la que Rajoy no ha podido evitar hacer alusión en el encuentro que este miércoles ha mantenido con sus parlamentarios en el Congreso de los Diputados, y que ha sido televisado para la prensa una vez finalizada la habitual Sesión de Control al Gobierno. «Sobre las declaraciones que acaban de hacer algunos dirigentes europeos, quiero decir que nosotros no nos metemos con nadie, no hablamos de otros países y a todos les deseamos lo mejor», ha sentenciado un Rajoy visiblemente molesto con estas nuevas declaraciones procedentes de Roma. Según el presidente español, «lo que es bueno para España, es bueno para la zona euro», y ha insistido en que «todos tenemos problemas». No obstante, y así ha querido dejar constancia de ello Rajoy, «nosotros trabajamos para solucionar los nuestros y ayudar a la zona euro, y esperamos que los demás hagan lo mismo y que sean prudentes en sus afirmaciones», puesto que España está haciendo verdaderos esfuerzos en «cumplir con sus compromisos».
Y es precisamente en estos «compromisos» en los que más ha incidido Rajoy, por considerarlos de vital importancia. Según el presidente, reducir el déficit público y seguir acometiendo importantes reformas estructurales serán sus prioridades durante los próximos cuatro años. Rajoy sigue insistiendo en que no «podemos gastar aquello que no está en presupuesto, como ocurrió el año pasado, que gastamos 90.000 millones más de lo que ingresamos». Según el presidente, si continuamos gastando más de la cuenta, necesitaremos financiación externa y puede que nadie nos la dé. Ésto significaría el colapso total de nuestra economía -«como les ha ocurrido a otros», ha dicho el presidente en clara alusión a Grecia, Irlanda y Portugal- aunque Rajoy está seguro de que ésto no le pasará a «nuestro país». Tal y como ha confirmado el líder ‘popular’, España no será intervenida ni ahora, ni en el futuro.
Un mensaje con el que no sólo espera tranquilizar a los españoles, sino también a todos aquellos socios y mercados que aún no confían en la recuperación de la economía española. «España cumplirá con el objetivo del 5,3% de déficit este año y con el 3% en 2013», ha aseverado Rajoy, que además es consciente de que de no ser así «el prestigio, bienestar y crédito» del país quedarían «seriamente tocados». Por ello -ha explicado el presidente-, cuanto mayor sea el déficit público, mayor será la deuda y «hoy» ya se dedican 29.000 millones al pago de los intereses de la deuda. Una deuda heredada del anterior Gobierno socialista que el presidente no ha perdido de vista a lo largo de su discurso. «Nadie ha recibido una herencia como ésta», ha sentenciado Rajoy.
Ahora bien, voluntad de superación no falta. Por ello, el jefe del Ejecutivo ha pedido a sus parlamentarios que hagan «pedagogía» ante los ciudadanos y expliquen las «valientes» medidas que se están adoptando, dejando claro que se está haciendo lo que hay que hacer. «Hemos tomado el camino que nos corresponde, el de las grandes naciones ante las grandes encrucijadas. Es un camino largo, de reformas históricas y de esfuerzos inaplazables que nos van a permitir crear las vigas maestras de un nuevo crecimiento económico», ha proclamado el presidente, que está absolutamente convencido de que España avanza «a buen ritmo y por el camino correcto». «El Gobierno tiene las ideas muy claras y actúa de acuerdo a un plan. Tenemos un rumbo fijo y cuatro años por delante», ha zanjado el presidente.
Elsa Sardina Vejo