El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha elogiado este miércoles el «esfuerzo extraordinario» y los «progresos notables» del Gobierno español en materia de ajustes presupuestarios y reformas estructurales. Pero ha rechazado reactivar como contrapartida y de inmediato la compra de deuda pública española en el mercado secundario para reducir los costes de financiación.
«El Gobierno español está llevando a cabo un esfuerzo extraordinario y ha logrado y está logrando progresos notables, porque el esfuerzo de reforma está en marcha ahora», ha asegurado Draghi en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara.
«No tenemos motivos para dudar del compromiso absoluto de Gobierno español de levar a cabo las reformas necesarias. Desde este punto de vista, toda la Unión está al lado de la España y también el BCE», ha agregado en respuesta a una pregunta del eurodiputado del PP, Pablo Zalba.
Zalba ha preguntado a Draghi si, teniendo en cuenta que el Gobierno español está realizando los ajustes exigidos, el BCE iba a reactivar el programa de compra de deuda, que lleva paralizado seis semanas, para reducir los costes de financiación de España mientras las reformas surten efectos.
El presidente del BCE le ha contestado que el programa de compra de deuda «no es eterno ni infinito». «Ha estado ahí, pero no debemos olvidar que el BCE debe actuar dentro de los límites de su mandato y del Tratado. Los límites del Tratado prohíben la financiación monetaria», ha explicado.
«Tenemos que preservar la credibilidad del BCE porque es una de las pocas cosas que quedan. Para hacerlo, debemos actuar dentro de los límites del Tratado. No haría ningún bien ni al BCE, ni a la Unión, ni a la credibilidad de nuestro proceso de integración que nos saltemos los límites establecidos por el Tratado y nuestro mandato», ha resaltado.
En todo caso, el presidente del BCE no ha cerrado la puerta a reactivar la compra de deuda si la situación empeora alegando que «nunca nos comprometemos de antemano». A su juicio, «la incertidumbre es muy alta» y «cualquier estrategia de salida es prematura dada la actual situación económica».
Draghi ha subrayado además, para justificar su resistencia a reactivar la compra de deuda, que los tipos de interés a corto plazo son negativos y que los efectos de las dos operaciones de inyección de liquidez a tres años realizadas por el BCE han permitido estabilizar el sistema financiero de la eurozona.
No obstante, ha dejado claro que las inyecciones de liquidez también son «temporales» y por ello ha pedido a todos los Gobiernos que sigan con los ajustes presupuestarios y las reformas estructurales. «Las inyecciones de liquidez no pueden sustituir al capital ni a políticas fiscales y estructurales sólidas», ha zanjado.
A su juicio, las inyecciones de liquidez del BCE han llegado «muy cerca» de la economía real. Ello no significa, ha aclarado, que por si mismas impulsen el crédito a empresas y hogares. Sobre todo, porque la demanda de crédito sigue siendo baja debido a la crisis. «Por ello, el crecimiento del crédito podría mantenerse débil durante algún tiempo hasta que mejore la situación económica», ha explicado.
En todo caso, no ha aclarado si habrá una tercera operación de este tipo tras las de diciembre y febrero.
Reflexionar sobre el futuro de Europa
El presidente del BCE ve una «estabilización a un nivel bajo de la actividad económica» en la eurozona, aunque ha avisado de que persisten los riesgos debido a las nuevas tensiones en el mercado de deuda y su posible contagio a la economía real y el posible aumento de los precios de la energía.
Por lo que se refiere a la inflación, Draghi cree que seguirá por encima del objetivo del 2% durante este año debido al encarecimiento de las materias primas y a la subida de impuestos indirectos, pero caerá a principios de 2013. En todo caso, el BCE «prestará una atención particular» a cualquier signo de que el aumento de los precios de la energía se repercute sobre salarios y otros precios para evitar una espiral inflacionista.
El presidente del BCE ha reclamado finalmente a los líderes de la eurozona «acelerar nuestras reflexiones sobre la visión a largo plazo para Europa, como hemos hecho en el pasado en otros momentos definitorios en la historia de la Unión». A su juicio, los «desacuerdos, discordia y divisiones» que se han puesto de relieve durante la crisis entre los Estados miembros no son buenos para la eurozona.
«Es el momento de pensar a largo plazo, preguntarnos donde queremos ir y qué condiciones deben cumplirse para lograr este objetivo final», ha reclamado Draghi.