Grecia es uno de los primeros países que sufrió la crisis con más virulencia, con una inestabilidad financiera y política que sólo le ha valido para que el resto de Europa la señale como culpable de la desestabilización. Las próximas elecciones del día 17 serán decisivas, si vence la izquierda radical podría arrastrar a los más profundo de las tinieblas financieras a sus vecinos europeos.
Dos documentales de los periodistas griegos Katerina Kitidiy Aris Hatzistefanou muestran la otra cara de la crisis griega. Los autores desentrañan la debacle del país, su situación frente a la de sus colegas de la UE y las desigualdades con el resto.
El primero se titula ‘Deudocracia’ y fue estrenado el pasado año con una gran acogida por parte de la audiencia y el segundo, ‘Catastroika’, vio la luz en abril de este año. La audiencia real de los documentales es difícil de saber ya que se distribuye gratuitamente a través de internet pero calculan que decenas de millones de hogares han visto estos dos vídeos que muestran la otra cara de la crisis griega.
El documental muestra una Grecia culpable por haber creado un sistema público catastrófico y sin orden, y, cómo no, por la trillada expresión de «haber vivido por encima de sus posibilidades». Una situación que provocó la quiebra del país y la petición de dos rescates a la Unión Europea. El Gobierno heleno se vio obligado a acometer reformas y planes de austeridad -como una indecente subida del IVA- que ahora la población sufre por culpa de la mala gestión de sus gobernantes.
La otra cara de la crisis griega también muestra las desigualdades de competencia entre los diferentes estados que forman la Unión Europea y que sólo ha tenido a dos beneficiarios: Francia y Alemania. Se trata de una culpa repartida entre los empresarios que han sacado tajada de la crisis y siguen inflándose los bolsillos, los políticos que toman decisiones equivocadas y los bancos que se quedan el dinero y no lo prestan a una población cuando más lo necesita por miedo al no retorno.