Las elecciones de este domingo en Grecia marcarán el futuro del país y también del resto de Europa, ya que hay indicios de que podría abandonar la moneda única. Los bancos centrales de las principales economías están estudiando posibles medidas para estabilizar los mercados financieros ante una previsible restricción del crédito si Grecia decidiera abandonar la unión monetaria después de las elecciones, según comentan fuentes del G-20.
Un representante de Estados Unidos advirtió que el resultado de las urnas en Atenas no será «una señal definitiva sobre lo que puede ocurrir después» en la crisis de deuda que asola a la eurozona.
Por este motivo, los bancos centrales podrían poner en marcha para asegurar el flujo de crédito en el sistema financiero global, independientemente de las elecciones griegas, y de los comicios que también tendrán lugar este fin de semana en Egipto y Francia.
«Los bancos centrales se están preparando para una acción coordinada que garantice la liquidez», según han confirmado varias fuentes del G-20.
Obama en el G-20
La situación de Grecia y la crisis de la zona euro podrían ser también el núcleo de una reunión que preparan los líderes de la eurozona que asistirán a la cumbre del G-20 -España, Alemania, Francia e Italia-, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
La cumbre se celebrará en Los Cabos (México) el lunes y el martes y, según han avanzado fuentes del Ejecutivo con todas las cautelas, ya que las citas no están cerrada, la reunión con Obama podría estar precedida de un encuentro entre Van Rompuy, Barroso, el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Francois Hollande; y el primer ministro italiano, Mario Monti.
Obama, que ha contactado con los principales líderes europeos en las últimas semanas, quiere animar a los socios de la moneda única a adoptar soluciones efectivas ante una crisis que, según él mismo dijo recientemente, «está empezando a proyectar una sombra» sobre la economía estadounidense.