Grecia se convierte este fin de semana en la prueba más difícil que tiene que superar el Euro hasta la fecha. Según cuál sea el resultado de las elecciones generales que se celebran el domingo, ya se plantea desde una posible petición del propio país heleno de salida de la moneda europea hasta la aplicación de medidas extremas por parte de la Troika como puede ser la aplicación de un corralito.
Desde luego no es de extrañar que el ciudadano medio español y europeo en estos momentos, ante este tipo de noticias se sienta alarmado y haya perdido gran parte de la confianza en el sistema bancario y financiero. La pregunta más inmediata sería cómo hemos llegado hasta aquí. Pero en estas líneas hoy nos vamos a centrar en definir este nuevo vocablo económico; qué es un corralito, por qué se aplica y qué consecuencias tiene.
Un corralito es un término que se acuña en argentina en el año 2002 cuando se decide la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo por parte de los agentes económicos y que afectó en primera persona a la ciudadanía del país de la plata. Cada ciudadano podía disponer semanalmente de 250 pesos en total, independientemente del número de cuentas en las que fuera titular.
Por otro lado también se prohibieron las transferencias al exterior, lo cual explica en cierta medida las razones por las que se aplican estas medidas. En situaciones de crisis económica grave y pérdida de confianza en el sistema financiero los incentivos para retirar el dinero de los bancos y enviarlo al extranjero son muy altos. Para evitar esta situación que colapsaría toda la economía se aplica el corralito.
La consecuencia inmediata que tiene no es otra que la de contraer la demanda interna, es decir el gasto de las familias disminuye con el consiguiente efecto negativo sobre la actividad económica. Además la falta de liquidez en el sistema tiene como efecto el surgimiento de un mercado negro al margen de la legalidad vigente. Se puede decir entonces que por un lado se preserva el sistema financiero, eso sí, en unas condiciones muy precarias, pero por otro lado se distorsiona el normal funcionamiento de la economía.
Es por lo tanto una media extrema que sólo se debe aplicar en situaciones muy graves. La pregunta final sería ¿Grecia y Europa están en una situación que justifique la puesta en marcha de un corralito? En mi opinión si Europa se toma en serio el Euro, no. De lo contrario todo puede ocurrir, aunque a veces el remedio puede ser pero que la enfermedad. Que le pregunten a De Guindos.
David Cierco Jiménez de Parga