El ‘efecto Draghi’ queda anulado tras el último anuncio realizado por el banco central alemán, advirtiendo de que la compra de bonos no es el mejor camino para la crisis de la deuda. Así, los indicadores económicos que habían amanecido estables, sin grandes sobresaltos, han pasado en cuestión de horas a volver a colocarse en la senda catastrofista a la que ya empezamos a estar acostumbrados.
Las palabras del presidente del BCE, Mario Draghi, que este jueves anunció que hará “todo lo necesario para preservar el euro”, han sido como un oasis en medio del desierto. A primera hora de la mañana todavía tenían tirón. De esta forma, la prima de riesgo amanecía en 550 puntos básicos, once menos que al cierre de la sesión precedente y cien por debajo del máximo histórico intradía que tocó el martes, y con el interés del bono en el 6,85%. Y la Bolsa abría en verde con un avance del 0,5%, que le ha permitido acariciar la cota de los 6.400 puntos.
No obstante, una hora después, la Bolsa española ha vuelto a caer más de un 1% mientras que la prima de riesgo se sitúa en 560 puntos, el mismo nivel al que cerró este jueves, pero por encima de los 546 marcados esta mañana.
Según el Bundesbank, la compra de deuda crea falsos incentivos para los países. Sin embargo, ha dicho que lo que no tiene problemas es que el fondo de rescate, el FEEF, compre bonos, que es la alternativa que se está barajando tras la última cumbre europea. Y teniendo en cuenta la preminencia que el Bundesbank tiene sobre el BCE, es más que probable que el organismo dirigido por Draghi se atenga a sus recomendaciones. Desde España, no se quiere opinar sobre qué tipo de medidas deberían adoptarse en Francfort. El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, ha valorado muy positivamente las declaraciones de Draghi pero no ha entrado en detalles sobre las iniciativas que el Gobierno español considera más adecuadas.
Por otra parte, y antes de que el Bundesbank se pronunciara, la prensa alemana ya había arremetido contra el presidente del BCE. Jörg Eigendord, de Die Welt, afirmaba este jueves que “el BCE ha emergido como un ‘caballo de Troya’. Ya no se trata de estabilidad y de adherirse a los principios, sino de una Europa en la que el sur tiene la última palabra. Lo que al final veremos es una redistribución del norte sin que se resuelva ninguno de los problemas de fondo”.