El retraso en la aplicación de las reformas o la implementación de políticas deficientes puede agravar notablemente la crisis de la zona euro y provocar un desapalancamiento de los bancos de la región mucho mayor de lo previsto, así como intensificar el fenómeno de salida de capitales desde los países de la periferia del euro hacia las economías del núcleo de la región, lo que en el caso de España podría llegar a suponer un empeoramiento de hasta 1,9 puntos porcentuales en la previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2013 manejada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya augura una caída del 1,3% y que, por lo tanto, en el peor de los escenarios manejados por la institución, podría llegar a caer un 3,2%, mientras que la prima de riesgo española llegaría a 750 puntos básicos.
La última edición del Informe Global de Estabilidad Financiera del FMI alerta de que los temores a una ruptura del euro han provocado una extrema fragmentación de los mercados de financiación en la región, intensificando las presiones para que los bancos, especialmente los de aquellos países en apuros, reduzcan sus balances, lo que se traduciría a su vez en mayores restricciones al crédito. De hecho, el FMI considera que la periferia soportaría el mayor peso de estas restricciones crediticias, que, de cumplirse el escenario base del Fondo, supondría un descenso del 9% en la concesión de crédito a la periferia, pero que en el escenario más negativo manejado por la entidad podría representar un descenso de hasta el 18% en el flujo de crédito.
Este agravamiento de las perspectivas ha llevado a la institución dirigida por Christine Lagarde a revisar al alza las cifras estimadas de reducción de activos para los grandes bancos europeos respecto a su informe de abril y ahora calcula que podrían llegar en su escenario base hasta los 2,8 billones de dólares (2,1 billones de euros), equivalentes al 7,3% del total de activos, al finalizar 2013, frente a los 2,6 billones de dólares (2 billones de euros) previstos en abril. Asimismo, en un escenario de políticas débiles o deficientes, el Fondo estima que los 58 grandes bancos europeos analizados deberían reducir activos por importe de 4,5 billones de dólares (3,4 billones de euros) , el 12% del total.
En concreto, el informe de la institución internacional calcula que estos grandes bancos europeos han reducido en 600.000 millones de euros sus activos, un 2% del total, entre el final del tercer trimestre de 2011 y el segundo trimestre de 2012, en respuesta a la necesidad de fortalecer sus reservas de capital. «Aunque el ritmo general de desapalancamiento se ralentizó en el primer trimestre de 2012 a raíz de las subastas de liquidez a largo plazo del BCE, la creciente fragmentación del mercado está provocando renovadas presiones, particularmente en la periferia de la zona euro», explica la institución.
De hecho, el informe del FMI subraya que, a pesar de la mejoría de las condiciones financieras registrada en las últimas semanas gracias al anuncio de un plan de compra de bonos por parte del BCE, cualquier estrategia que confíe exclusivamente en medidas de liquidez para resolver la crisis tiene pocos visos de éxito a largo plazo. «Aunque el soporte de liquidez por parte del BCE es esencial, no es suficiente para contener las fuerzas que amenazan con dañar la integración de los mercados y la política monetaria común», señala.
A este respecto, la institución internacional considera que la fragmentación actualmente en curso en la zona euro sólo puede revertirse mediante políticas de largo alcance, incluyendo aquellas enfocadas a romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos, incluyendo medidas para la recapitalización y resolución de entidades, así como mediante progresos creíbles hacia la unión bancaria y fiscal de la zona euro.
«La confianza en el sistema financiero mundial es muy frágil», a pesar de que la reciente evolución de los mercados financieros haya sido favorable, asegura el FMI, que advierte de que el retraso en la aplicación de los ajustes y reformas necesarias sólo sirve para agravar las dificultades. «Ante las demoras en resolver la crisis se ha incrementado el volumen proyectado de reducción de los activos bancarios», apunta la institución, que advierte de que «la carga más pesada de las contracciones proyectadas de la oferta de crédito recaerá en los países de la periferia de la zona del euro», donde la combinación del desapalancamiento de los bancos y las tensiones soberanas generan «vientos en contra muy fuertes para el sector empresarial».
Salida de capitales
Como síntoma de esta intensificación de la crisis el FMI destaca la salida de capitales desde la periferia de la zona euro hacia el núcleo de la región «a un ritmo típicamente asociado a crisis de divisas».
«Tanto España como Italia han sufrido salidas de capitales a gran escala en los doce meses anteriores al pasado mes de junio», señala el FMI, que cifra en 296.000 millones de euros, el 27% del PIB español en 2011, el dato correspondiente a España, mientras que en el caso de Italia la salida de capitales sumó 235.000 millones, equivalente al 15% del PIB de 2011.
«La retirada de inversores extranjeros del mercado de bonos de la periferia responde a gran parte de estos flujos, especialmente en el caso de Italia, mientras que en España tendrían una base más amplia», explica el Fondo.
«La erosión de la base de inversores internacionales en la periferia subraya las dificultades de financiación externa que afrontan estos países», añade la institución, que advierte de que esta salida de inversores internacionales de los mercados de deuda soberana se ha extendido también a los bancos.
Así, el informe del FMI constata que, además del descenso de los depósitos en general, algunos países han registrado salidas hacia las instituciones más sólidas en el seno de sus propios sistemas financieros.