Al final ha sido un arranque de Consejo Europeo menos duro del que se esperaba. El acuerdo alcanzado este miércoles por el Ecofin, tras más de 14 horas de negociación, ha allanado el camino a los Veintisiete que este jueves se sentaban por quinta vez en este año para concretar una propuesta que para España, Italia y Francia -tres grandes aliados en estos últimos meses- se antoja imprescindible para salir de la crisis: poner en marcha el proceso para la implantación de la unión bancaria y fiscal, y así ahuyentar toda pizca de sospecha y duda que pueda existir en torno a la irreversibilidad del euro y el futuro próspero de la eurozona. La primera piedra de este gran proyecto ya ha sido puesta.
En la madrugada de este jueves se sentaban las bases de lo que a todas luces es para el Ejecutivo de Mariano Rajoy una muy buena noticia. Los ministros de Finanzas de la Unión Europea conseguían acordar la creación de un supervisor bancario único, que será el Banco Central Europeo, y con el que se espera disipar todas aquellas incertidumbres que impiden a algunos países periféricos financiarse a buenos precios en el mercado de la deuda. «Estoy muy contento», reconocía Mariano Rajoy a su llegada a la reunión de líderes del Partido Popular Europeo (PPE) que tradicionalmente precede al Consejo Europeo. Una euforia que horas después pudo comprobar que compartía con sus compañeros de lucha. Mario Monti y François Hollande aseguraban al líder español en una trilateral instante antes de empezar el cumbre europea que ellos también estaban «satisfechos» con el resultado del último Ecofin.
El Gobierno reconoce que las negociaciones con Alemania no han sido fáciles
A ninguno de los tres dirigentes se les escapa que el acuerdo final no se asemeja a su propuesta inicial, pero desde el Ejecutivo español llaman a la «calma» y piden «paciencia» para observar este primer paso con perspectiva. Las negociaciones con Alemania no han sido fáciles. De hecho, ha hecho falta ceder en asuntos claves, como conformarse con que sólo las entidades cuyos activos superen los 30.000 millones de euros, y no todas, como reclamaba Rajoy. Pero, «lo peor ya ha pasado», ha llegado a asegurar el secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, en un encuentro informal que ha mantenido con los periodistas en Bruselas. Un argumento muy en la línea del esgrimido por diversas fuentes gubernamentales. Según dichas fuentes, las bases de un proyecto que augura ser sólido ya están puestas, ahora sólo hace falta tiempo para madurar y concretar un instrumento que podría significar para España, y otros países de la UE, un camino seguro hacia la luz.
Así como también, la última esperanza del Gobierno de Mariano Rajoy para despejar de una vez por todas las dudas que existen sobre la posibilidad de solicitar un rescate al Banco Central Europeo. Parecía un tema olvidado, un problema del pasado, pero lo cierto es que España aún no ha podido afirmar rotundamente que no vaya a necesitar la ayuda de sus socios europeos para salir del grave bache económico que nos ha colocado a la cabeza de la UE en tasa de desempleo y a la cola en crecimiento. «No es imprescindible en este momento», decía no hace muchas semanas Mariano Rajoy en una rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa ante su homólogo italiano, Mario Monti. Entonces, la prima de riesgo llevaba varias semanas consecutivas sin superar los 400 puntos básicos y las necesidades de financiación del Estado estaban prácticamente cubiertas. Desde Moncloa aún siguen encogiéndose de hombros ante esta cuestión. No obstante, y aunque con la boca pequeña, reconocen que de concretarse este gran proyecto en los términos establecidos, la posibilidad de pedir ayuda a Europa podría alejarse cada día más. Es cierto que aún falta por ser diseñada la unión fiscal y la política, pero el Gobierno insiste: «Hace meses, días, no teníamos nada. Hace un año ni se planteaba algo así. El éxito es sin precedentes».
Por este motivo precisamente, el Ejecutivo ‘popular’ valora tan positivamente el acuerdo alcanzado en el noche de este miércoles por el Ecofin. No es el acuerdo inicialmente previsto, pero Mariano Rajoy cree que la conversión del Banco Central Europeo en un supervisor bancario único constituye el primer paso para crear una unión bancaria fuerte y estable, con la que evitar en un futuro el contagio de crisis bancarias a la deuda soberana. El Gobierno español ya da por descontado que la recapitalización directa a los bancos, el siguiente paso a la creación del supervisor, no se le aplicará a España con carácter retroactivo. Pero aún así, el presidente Rajoy sigue pensando que el acuerdo alcanzado la pasada noche avanza en la buena dirección. En la dirección que desde el principio él marcó: Más euro y más Europa.
La última cita europea del año
Con esta cumbre, Mariano Rajoy también pone punto y final a su primer año en la Unión Europea como presidente del Gobierno español. Un año difícil, como ya ha reconocido en numerosas ocasiones el líder del Ejecutivo, en el que ha tenido que hacer frente a todo tipo de adversidades. Desde el incumplimiento del déficit que José Luis Rodríguez Zapareto acordó con Bruselas cuando aún era presidente, hasta la amenaza y la concreción de un rescate, pasando por la lucha que junto a Italia y Francia ha liderado en cuanto a la necesidad de implementar en la Unión Europea un proceso de integración económica y política más profundo y comprometido del que existía hasta la fecha.
Rajoy lidera un proceso que de materializarse podría suponer el principio del fin de los problemas españoles
Su primer Consejo importante fue el de principios de marzo, el conocido como el de ‘Primavera’. Entonces ya era consciente de que no cumpliría con el déficit del 4,4% que el anterior Gobierno pactó con la UE y tenía que explicarlo ante sus socios. No fue un trago agradable, pero al final, en la rueda de prensa que concedió desde la sede del Consejo Europeo anunció que el nuevo objetivo de déficit sería del 5,8%, una cifra que más tarde se volvería a modificar. El presidente del Gobierno no dudó ni un instante en apelar a la soberanía nacional para justificar su decisión, pero lo cierto es que la última palabra siempre la tuvo Europa, que primero le marcó el 5,3%, y cuando vio que no sería posible de cumplirlo se lo amplió al 6,3%.
Y a continuación llegó el de finales de junio. El más complicado de todos. España acababa de solicitar un rescate bancario de hasta 100.000 millones de euros y necesitaba convencer al resto de socios europeos de comenzar a cambiar las reglas del juego, que hasta el momento sólo estaban perjudicando a los países de la periferia. Rajoy explicó ante el resto de líderes europeos que España tenía problemas para financiarse a precios razonables y propuso al Banco Central Europeo como parte fundamental de la solución. En términos generales, reclamó una mayor unión fiscal y bancaria que ayudara a lanzar un mensaje de confianza sobre la irreversibilidad del euro, de tal forma que los mercados comenzaran a aflojar la presión que ejercían sobre los países más debilitados por la crisis. El resultado fue positivo, y junto con Italia y Francia, actualmente lidera un proceso que de materializarse podría suponer el principio del fin de los problemas para el conjunto de la Unión.
Elsa S. Vejo (Enviada Especial)