El consejero de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat, Santi Vila, ha anunciado este lunes una inyección de 2.000 millones de euros en Cataluña en el marco de un plan europeo de estímulo de modernización de ciudades, lo que él ha erigido como lo que podría ser «un nuevo plan de barrios con una dimensión diferente».
En la inauguración de la jornada 'Tiempos diferentes, nuevas infraestructuras» de Esade, Vila ha sostenido que este plan, que se basará en la sostenibilidad, mejoras del transporte público y las 'smart cities', se presentará a finales de este 2014
Ha asegurado que tras siete años de dificultades económicas, la economía catalana y la española están saliendo de la crisis, tal y como lo indican el aumento de la demanda en el transporte público y el incremento de tráfico de las autopistas, entre otros indicadores.
También la administración pública está notando los primeros efectos de la recuperación: «La Generalitat vuelve a ser cliente, somos los últimos de la fila, pero volvemos a ser clientes tras haberlo dejado de ser los últimos años por la crisis, el trato injusto que ha recibido Cataluña y los malos gobiernos que hemos tenido».
«Legislatura larga y serena»
«El Govern ha hecho reformas legislativas importantes que darán sus frutos en esta legislatura si conseguimos que sea laga y serena», ha afirmado el consejero, que ha apostado por tener una mentalidad abierta con proyectos como BCN World y el Parc de l'Alba, con los que, ha asegurado, vendrán turbulencias, y por ello ha pedido la complicidad de los sectores productivos.
«Estamos saliendo de la recesión con algunas lecciones aprendidas», ha señalado Vila, que ha indicado que Cataluña ha sido capaz de presentarse en clave de competitividad en los mercados exteriores, si bien ha vuelto a incidir en la necesidad de priorizar las inversiones siguiendo el criterio de coste-beneficio.
Ha apuntado que los ciudadanos ven a Cataluña «como un país razonablemente maduro en infraestructuras», si bien existen atrofias y disfunciones que indican, a su juicio, que algo no se ha hecho bien si todavía no se ha conseguido que sean una realidad los accesos definitivos al Puerto de Barcelona, los accesos ferroviarios a la T1 del Aeropuerto de El Prat, la B-40, el desdoblamiento de la N-II o el desarrollo de la A-27 para conectar el Puerto de Tarragona con el norte de España.
«Si eres honesto, es cierto que somos un país razonablemente maduro en infraestructuras, pero esto también es compatible con que cuesta justificar cómo entre la década prodigiosa, entre 1997 y 2007, no se atendieron infraestructuras tan necesarias», por lo que ha lamentado que sigan habiendo tramos en vía única, sin desdoblar, en líneas de ferrocarril como la R1 o la R3.
Por ello, ha criticado que, pese a que el retorno de la inversión debería ser el criterio que prime a la hora de priorizar infraestructuras, «históricamente, en el conjunto del Estado, se ha hecho justo al revés y se han seguido criterios políticos de cohesión territorial en apelación al derecho de que no haya españoles de primera y de segunda».
«No se pueden permitir malos gobiernos», ha ahondado Vila, que ha incidido en que, ya que Cataluña no volverá a ver los 8.000 millones de euros en inversión en infraestructuras con los que contó en los presupuestos estatales de 2008, se debe priorizar el beneficio que se extraiga de una obra.