Cuando el 25 de mayo se ejerza el derecho a voto se van a tomar una serie de decisiones de importante calado. La primera y más importante será la de decidir, de manera indirecta, un presidente de la Comisión Europea. En principio, es el Consejo (los jefes de Estado y Gobierno) el encargado de proponer la figura del presidente, pero se torna impensable que puedan revocar la decisión del Parlamento Europeo. Los dos nombres encima de la mesa son Jean Claude Juncker de ideología conservadora y el socialista Martin Schulz.
La adopción de una u otra corriente implica la aceptación de una serie de medidas económicas. Las principales propuestas recogidas por ambos partidos, son difícilmente realizables, desde el punto de vista económico. Demasiadas palabras vacías y promesas que una vez más no serán capaces de cumplir. Estas son las medidas huecas de socialistas y conservadores en las próximas elecciones europeas.
España, Europa y fondos
No habrá más España en Europa. El total máximo de representantes de los dos grandes partidos sumarán un total del 10%, como máximo, de sus respectivos grupos. Esto es, que España sólo cuenta con 54 eurodiputados de los 766 que ocupan el hemiciclo europeo. Por lo tanto, es impensable que una vez repartidos esos escaños se pueda hacer algún tipo de ‘presión’ en favor de beneficios nacionales.
Es difícil que se pueda llevar a cabo una de las propuestas del PP que se resume en ‘más España en Europa’. También se presume difícil, las propuestas del PSOE de presionar a Europa para atraer más dinero europeo para sufragar unas políticas sociales y de empleo.
Además, se da la circunstancia de que España en 2014 dejará de ser beneficiaria para ser contribuyente neta a Europa. Es decir, que a partir de este año España deberá pagar más dinero a Europa de lo que va a recibir.
Políticas expansivas y Eurobonos
Da igual quien gane o cual sea el resultado, las políticas del Banco Central Europeo (BCE) no van a cambiar. La única forma sería por decisión del mismo BCE con Draghi a la cabeza. El Parlamento Europeo no tiene potestad para obligar al BCE para que cambie su política hacía medidas expansivas como las de EEUU. Además, que esas medidas no funcionan por que Europa no tiene el grado liberal estadounidense.
Tampoco se pueden prometer los Eurobonos. Esta situación contrasta con la posición de los socialistas europeos que sí confían en los eurobonos como parte de su proyecto. Uno de los puntos que se pueden consultar en el mismo programa electoral del PSOE se resume así “reformar el BCE y creación de los Eurobonos”. Más allá de vanas intenciones, es imposible llevarlo a cabo sin la aprobación de una Alemania que siempre se ha mostrado reacia a esas políticas.
La creación de empleo como gran eslogan
Las empresas crean empleo no los Gobiernos. Zapatero en 2011 o Francia estos años han demostrado que el gasto político sólo crea más déficit y deuda, ese gasto no ayuda a la creación de empleo, si no que ahoga a la economía porque esas medidas requieren mayores impuestos.
Una de las grandes prioridades de Partido Popular Europeo será el crecimiento y el empleo, la utilización de políticas que estimulen el crecimiento económico. Como pone textualmente: “la creación de empleo se convierte así en el eje fundamental de nuestro programa”.
El partido socialista no se queda atrás y pide multiplicar los fondos europeos para el empleo juvenil. También pide otorgarle una nueva tarea al BCE, que en la actualidad sólo se ocupa de mantener estable la inflación, que sería la de creación de empleo. Una vez más es impensable no sólo porque el mismo BCE se opone, sino también por la oposición que ejercería Alemania entre otros.
Todas estas medidas se proponen en un contexto en que las cifras de deuda pública en los países europeos se han disparado. Los gastos en políticas de empleo se han multiplicado exponencialmente y han conseguido dejar 26 millones de parados y una Europa al borde del colapso económico por su alto volumen de deuda.
Más impuestos para todos
En un escenario de déficit y deuda en máximos históricos en Europa, tomar medidas expansivas de gasto como precisan desde ambos partidos sólo pueden ser pagadas con más impuestos. Desde el PPE se quiere evolucionar en la integración fiscal, es decir, unos impuestos más o menos iguales para todos los europeos. Es una medida complicada debido a la diversidad de impuestos, ingresos y otras circunstancias, como los salarios de cada país o el diferente coste de la vida.
Los socialistas abogan por reducir la evasión fiscal en el plazo de 2020. Sin entrar a valorar lo complicado que resulta, si fuera fácil se habría hecho ya, no sólo hay que pensar en grandes empresas, las cuales están tremendamente vigiladas sino en el pequeño fraude. El de pequeñas empresas o particulares, que suman un número muy alto del fraude. Además, reclaman la imposición de la Tasa Tobin para las transacciones económicas. El problema es que ese impuesto lo pagaran los clientes y los ciudadanos, como ya han advertido varias voces desde el sector financiero y bancario.
Frases electoralistas
En ambos programas encontramos las frases sencillas, muy pegadizas y de rápido calado pero que en el trasfondo son inservibles. Por ejemplo la propuesta del PPE de consolidar el “Estado de Bienestar basada en servicios sanitarios y sociales de calidad, eficientes y sostenibles en toda Europa”. Se debe recordar que en Europa está extendido el copago sanitario, mientras que en España aún no está implantado, por lo que no se sabe si se avanza al copago o la reducción de él. Los socialistas enmarcan la frase “nos oponemos a las Troikas” pero para financiar sus proyectos si exigen a organismos europeos como el Banco Europeo de Inversión que inyecte más dinero.
Otra medida electoralista por parte socialista es la creación de un salario mínimo interprofesional, para toda Europa. Algo impensable en sentido económico, porque ¿Hacía donde se convergería? En España el salario mínimo es de 753 y en Holanda es de 1.486 o en Luxemburgo de 1.921 euros. En cambio, otros países como Lituania es de 290 euros, en Rumania 191 euros o en la República Checa 328 euros. Por lo tanto, es impensable unificar el SMI y más atendiendo a que el coste de la vida en cada país es diferente y que gran parte de las empresas se verían forzadas a cerrar o a ofrecer menos trabajo si tienen que pagar más por cada trabajador.