El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha avisado este lunes de que la recuperación en la eurozona «está perdiendo impulso» y de que el elevado paro y la falta de crédito actúan como freno al crecimiento. Draghi se ha mostrado dispuesto a activar nuevas medidas no convencionales para combatir el riesgo de un periodo prolongado de baja inflación, pero ha reclamado a los Estados miembros reformas estructurales para que su actuación tenga efecto.
«La recuperación económica en la eurozona está perdiendo impulso», ha resaltado Draghi en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara. El crecimiento se estancó durante el segundo trimestre y los indicadores recibidos durante el verano son «más débiles de lo esperado», ha indicado el banquero italiano.
La demanda doméstica en la eurozona sigue estando soportada, según Draghi, por una política monetaria acomodaticia, condiciones de financiación favorables y las reformas estructurales. «Al mismo tiempo, el inaceptablemente alto nivel de paro y el débil crecimiento del crédito frenarán probablemente la fuerza de la recuperación», ha alertado el presidente del BCE, que ha mencionado además los riesgos de un aumento de las tensiones geopolíticas y de «insuficientes reformas estructurales».
Tras situarse en el 0,4% en agosto, la inflación «seguirá en niveles bajos en los próximos meses, antes de aumentar gradualmente en 2015 y 2016».
Draghi ha defendido ante la Eurocámara la batería de medidas adoptadas por el BCE en junio y septiembre para combatir el riesgo de baja inflación: la reducción de los tipos de interés hasta el mínimo del 0,05%, el programa de subasta condicionada de liquidez TLTRO y la compra de deuda privada. En particular, el presidente del BCE ha dicho que los 82.600 millones de euros adjudicados en la primera subasta del 18 de septiembre están «dentro del rango que esperábamos», pese a que los analistas preveían al menos 100.000 millones.
«Aunque es todavía demasiado pronto para analizar el impacto de los TLTROs en la economía, su anuncio ya ha tenido un impacto positivo notable en el sentimiento de los mercados financieros», ha resaltado el banquero italiano. A su juicio, estas inyecciones de liquidez «actuarán como una herramienta poderosa para reforzar la transmisión de política monetaria y facilitar nuevos flujos de crédito a la economía real».
En todo caso, Draghi ha reiterado que está dispuesto a «utilizar instrumentos no convencionales adicionales dentro de nuestro mandato y alterar la talla y/o la composición de nuestras intervenciones no convencionales si es necesario para hacer frente a los riesgos de un periodo demasiado prolongado de baja inflación».
Pero ha dejado claro que «el éxito de nuestras medidas depende de una serie de factores que están fuera del ámbito de la política monetaria», en particular las reformas estructurales. «Ningún estímulo monetario, ni tampoco fiscal, puede tener un efecto significativo sin estas reformas estructurales», ha insistido.
En cuanto a la política presupuestaria en la eurozona, Draghi ha avisado de que socavar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento perjudicaría a la confianza. No obstante, ha resaltado que «hay margen, dentro de las reglas del Pacto, para cierta cantidad de flexibilidad dependiendo de las condiciones en las que está cada país».
Los países que no tienen margen presupuestario deben «dar más prioridad a la inversión productiva y a reducir los impuestos y menos al gasto corriente no productivo». Para aquellos que sí tienen margen -como Alemania- Draghi ha recomendado que sigan las recomendaciones de la Comisión, que apuestan por aumentar la demanda interna y la inversión en infraestructuras, educación e I+D.