Un informe del Banco de España alerta al Gobierno de que al ritmo actual, la emigración de españoles «puede tener un efecto significativo sobre el crecimiento potencial de la economía española» y le recomienda adoptar medidas en el mercado laboral para facilitar el regreso de los que se han marchado durante la crisis.
Esta es la principal conclusión del estudio sobre Los Flujos Migratorios en España Durante la Crisis que ha publicado el Banco de España en su Boletín Económico de septiembre, un trabajo en el que repasa las cifras oficiales del último lustro, traza un perfil de la emigración de españoles y extranjeros y busca causas de su movilidad.
«Con la llegada de la crisis, el saldo migratorio de la economía española ha cambiado radicalmente. Si con anterioridad, España destacaba por recibir unos flujos de inmigración muy elevados, que llegaron a alcanzar alrededor del 2% de la población total en un sólo año, desde 2010 el saldo migratorio se ha vuelto negativo y en 2013 el número de emigrantes ha superado el medio millón de personas», explica el informe.
En concreto, según la Estadística de Migraciones, con el comienzo de la crisis en 2008 se desaceleró la llegada de inmigrantes, pasando de un millón de personas llegadas en 2007 –el 2% de la población total–, a 500.000 en 2009 y 342.000 el año pasado. Mientras, se produjo un incremento exponencial de la emigración, con más de 300.000 salidas en 2009 y unas 547.890 en el año 2013, el 1,2% de la población a 1 de enero de 2014.
Este aumento de las salidas hacia el extranjero, unido a la desaceleración observada en las entradas, provocó un saldo migratorio negativo desde el año 2010 que se elevó hasta las 256.489 personas en 2013, conforme explica el informe, para apuntar que si bien el 85% son extranjeros, los españoles de nacimiento emigrados pasaron de 25.500 en 2008 a más de 52.160 en 2013.
«Los españoles muestran una propensión creciente a emigrar en el periodo más reciente y parecen responder de manera similar a los factores que influyen en la emigración de los extranjeros, las tasas de empleo de origen y en el país de destino», explica el Banco de España, que encuentra una relación directa entre el volumen de desempleo y la probabilidad de emigración.
El informe apunta que quienes se marchan empezaron siendo jóvenes con elevada cualificación, pero desde 2010 ha cobrado peso la proporción de emigrantes con bajo nivel educativo y mayor edad, fruto del avance de la destrucción de empleo en sectores como la construcción. Un comportamiento similar ha experimentado en estos años la emigración de extranjeros desde España, muchos de los cuales viajan de regreso a sus países de origen.
Con este contexto, indica que «en lo que respecta tanto al tamaño como a la composición de la población activa por nivel educativo, el cambio de signo del saldo migratorio puede tener implicaciones relevantes» y, en concreto, «podría llegar a tener un efecto significativo sobre el crecimiento potencial de la economía española».
«Esto enfatiza la necesidad de maximizar los esfuerzos encaminados a reducir la elevada tasa de paro, así como a propiciar un marco laboral que facilite el regreso futuro de las personas que han emigrado con la crisis», concluye el informe del Banco de España.