La Jefatura Superior de Policía de Madrid ha informado mediante un comunicado que ya han sido 17 los detenidos en esta operación, de los cuales cuatro son de los máximos dirigentes y algunos de los encargados en contactar con las víctimas y ofrecerles los servicios financieros. Además, este «chiringuito financiero» ha sido desmantelado al darse a conocer que estafaron unos 8 millones de euros a más de 1.000 personas.
Pozuelo de Alarcón ha sido el lugar elegido por los fraudulentos para instalar sus oficinas, a pesar de que se iban moviendo a menudo para evitar ser pillados. Lo tenían muy bien montado ya que hacían creer a los clientes que tenían autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), por lo que las víctimas veían que el negocio era fiable, pero todo esto era mentira. Lo que viene siendo un fraude.
La actividad que dempeñaban se basaba en el asesoramiento sobre los objetivos de los clientes, y les cobraban unas altas cantidades, con unas comisiones que no se compensaban aunque tuviesen ganancias, pero aún así debían pagar a la empresa, es decir, aunque los consejos que les diesen les provocase tener pérdidas, los clientes debían abonar igualmente la cantidad que se les pedía.
Esta operación de búsqueda comenzó a finales de marzo, cuando se supo de la existencia de un grupo criminal que se dedicaba a la comisión masiva de fraudes en el ámbito de las inversiones. Un afectado hizo una denuncia debido a pérdidas ocasionadas de 50.000 euros y desde ese momento el proceso se activó, dándose a conocer poco después otro ciudadano con 63.000 euros de pérdidas a causa de este fraude.
El contacto telefónico con los clientes era masivo, esta era su forma de hacer presión para que los futuros clientes hicieran nuevas inversiones. Una vez hecha la primera inversión de forma autónoma por el futuro estafado y cuando el operador se había ganado al cliente, le presentaba a un bróker cuya finalidad era la de convencer a la víctima para que hiciese mayores inversiones, eso si, en una cuenta común mediante una trasferencia, para que una vez ingresado el efectivo no hubiese vuelta atrás: fraude inminente.
Cuando ya se había invertido, que en muchas ocasiones podía ser una «mínima» cantidad de 25.000 euros, el bróker le incitaba a comprar determinados valores financieros con los que difícilmente podría recuperar los gastos efectuados.
La operación, que continúa abierta y con gestiones para localizar a nuevas víctimas, ha sido llevada a cabo por el Grupo II de la Sección de Fraude Financiero de la Brigada Central de Delincuencia Económica y Fiscal de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal de la Comisaría General de Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía.