El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, ha superado ampliamente a primera hora del miércoles una moción de confianza en el Parlamento, después de prometer que nunca permitirá que el país regrese a la era de la austeridad y a los programas de rescate.
Tsipras, cuyo partido, SYRIZA, cuenta con 149 parlamentarios, ha obtenido el respaldo de 162 de los 300 miembros del Parlamento, gracias al apoyo de su socio menor en la coalición de Gobierno, el derechista Griegos Independientes.
Reunión en Bruselas
Los ministros de Economía de la eurozona tratarán este miércoles de acercar posturas con Grecia sobre el futuro del rescate y la deuda helena, aunque las perspectivas de un acuerdo son «bajas» por las grandes diferencias entre las dos partes. Mientras que el nuevo Gobierno de Syriza quiere poner fin a la austeridad y aligerar su deuda, la UE le exige respetar los compromisos.
El bloque europeo discutirá el futuro de Grecia en medio de una creciente alarma por el riesgo de que el país deba abandonar la zona euro, lo que provocaría una mayor inestabilidad financiera.
El nuevo ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, tiene previsto presentar a sus socios una propuesta de compromiso, que consiste en un «programa puente» de seis meses que duraría desde el 1 de marzo hasta el 31 de agosto para darse más tiempo para negociar. Legalmente, sería una nueva prórroga del actual rescate, pero el memorándum se sustituiría por un nuevo texto con los compromisos que asume Atenas, según informa la prensa griega.
En concreto, el nuevo Gobierno griego quiere desechar el 30% de las medidas contenidas en el memorándum de entendimiento del rescate griego consideradas incompatibles con el programa de Syriza y sustituirlas por 10 nuevas reformas estructurales que Atenas pactaría con la OCDE. Además, reclama relajar el objetivo de superávit primario (sin contar los intereses de la deuda) hasta el 1,5% del PIB, en lugar de entre el 3% y el 4,5% vigente, así como aligerar la deuda mediante un canje de bonos.
En cuanto a la financiación, el plan reclama que se autorice a Grecia a aumentar en hasta 8.000 millones de euros el límite de emisiones de letras del Tesoro, actualmente fijado en 15.000 millones. Varoufakis pide además al Banco Central Europeo (BCE) que desembolse a Atenas de inmediato los 1.900 millones de euros de beneficios obtenidos de la compra de deuda griega en 2010. Atenas no descarta además utilizar el resto de los 7.000 millones de euros del actual rescate (los 1.900 millones del BCE, 1.800 millones de la UE y el resto del Fondo Monetario Internacional) e incluso una reserva de 10.000 millones para la banca que no se ha utilizado.
El acuerdo sobre estas medidas permitiría al BCE seguir dando liquidez a la banca griega con normalidad a partir del 1 de marzo.El control de la aplicación de las reformas no lo llevaría a cabo la troika sino que se encargarían por separado la Comisión y el FMI y en territorio «neutral», posiblemente Bruselas o París.