El mundo como se ha conocido hasta ahora va a cambiar drásticamente por decisión de un puñado de personas. El fin del dinero en efectivo. Se llevará a cabo en Londres una importante reunión entre distintos representantes de los principales bancos centrales del mundo para trazar el camino de eliminar y borrar todo uso de dinero en efectivo.
El punto de partida viene del estudio elaborado por el profesor de Harvard Kenneth S. Rogoff en el que asegura que las políticas expansivas llevadas a cabo por los bancos centrales no han ayudado a la economía, simplemente han desplazado la base monetaria a la parte de la economía sumergida. Una de las conclusiones más importantes del informe “Cost and Beneficts to Phasing Out Paper Currency” (Costos y beneficios de la eliminación del papel moneda) es que la gran masa monetaria que existe en efectivo bloquea la política económica.
El profesor de Harvard sostiene su tesis en diversos ejemplos, como una redada llevada a cabo en México contra distintos narcotraficantes en la que encontraron en su posesión hasta 250 millones de dólares en metálico. Rogoff alega que la medida podría ser un pilar esencial para acabar con el economía sumergida y las actividades ilícitas que genera como contrabando, narcotráfico o blanqueo de capitales. Además, Rogoff sostiene que acabar con el dinero en efectivo ayudaría a recobrar la vitalidad de la política económica.
Rogoff no es el único que ha planteado la posibilidad de acabar con el dinero en efectivo para salvar a la economía. Willen Buiter, economista jefe de Citigroup, también aboga por ello. La propuesta de Buiter sería eliminar todo el papel moneda excepto billetes de cinco euros y menor, ya que, la medida impactaría negativamente sobre los más pobres que no tendrían capacidad de pago. La decisión ayudaría a la economía a imponer tasas negativas para obligar a mover e invertir el capital. Según el economista jefe de Citigroup, “nadie va a tener su dinero en el banco a una tasa negativa que va a reducir su riqueza cuando lo puede tener en efectivo sin sufrir ninguna reducción”.
Políticas encaminadas al cambio
Aunque todavía está todo en el aire, muchos países ya se han puesto manos a la obra para llevar a cabo las políticas necesarias para reducir el uso del dinero en metálico. Uno de los primeros en imponer restricciones ha sido Dinamarca que ha propuesto eliminar el pago en efectivo para transacciones en tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes a partir de 2016.
Uno de los países más activos en llevar a cabo está transición ha sido Grecia con varias medidas ya aprobadas. Una de las primeras en llevarse a cabo fue que los pagos mayores de 70 euros deben hacerse con cheques o tarjetas. Recientemente Syriza, el nuevo Gobierno heleno, ha decidido favorecer las operaciones que se realicen sin efectivo con un descuento en el IVA, en concreto, del 18% al 15% y del 9,5% al 6,5%. Francia por su parte ha reducido las transacciones a los no residentes de 15.000 euros a 1.000 euros.
El banco JP Morgan ha decidido imponer una tasa negativa sobre los depósitos que excedan los fondos requeridos para las operaciones habituales de sus clientes. Traducido significa que el banco cobrará a sus clientes por depositar dinero en efectivo.
Problemas que plantea
La decisión de acabar con el dinero en efectivo en todo el mundo traería dos grandes problemas principalmente: el primero es la pérdida de libertad que trae consigo la medida y el segundo es su muy difícil implantación.
La medida implicaría que las autoridades fiscales podrían conocer en un futuro cercano todos los movimientos que han realizado los ciudadanos con su dinero. Se crearían una propia memoria de sus movimientos al igual que ocurre con la telefonía móvil. En algunos círculos lo han comparado con la Stasi que operaba en la Alemania Oriental, aunque podría ser mucho peor si se ponen de ejemplo lo ocurrido con el espionaje de Estados Unidos. Se acabaría con el anonimato del dinero, que es una de sus cualidades.
La implantación a nivel global es casi imposible, ya que, el volumen de transacciones a nivel mundial que se realizan en efectivo es del 85%. Además, que los países más pobres o los ciudadanos más pobres de países occidentales se verían perjudicados (una medida para solucionar dicho problema es la decisión de Buiter de dejar los billetes de 5 euros).
Con la medida el poder financiero tendrá prácticamente el control de la economía imponiendo su propia dictadura. Asimismo, minimizan las posibles corridas bancarias, ya que, acabar con el efectivo es la medida más efectiva, también la más radical, para que no se produzcan. Aunque podría traducirse en serios problemas para los ahorros de los ciudadanos. Obviamente, se generarán nuevos riesgos de seguridad.
De prosperar la medida la libertad de los ciudadanos de todo el mundo se verá reducida drásticamente allí donde se implante. Las clases medias y altas serán las más perjudicadas puesto que contarán con menos oportunidades de escapar de la vigilancia del Estado. Mientras las grandes fortunas podrían escapar de él gracias a sus posibilidades, en especial, las relacionadas con operaciones en paraísos fiscales o diversas sociedades pantalla o el uso de filiales para pagar menos impuestos en casos de empresas.