Las recetas para una mejora de la economía española trazan un cauce común: subir impuestos en general y liberalizar el mercado laboral. En su informe anual el Banco de España apuesta por aumentar el peso relativo de la imposición indirecta IVA, los Impuestos Especiales y fiscalidad medioambiental y racionalizar la amplia gama de deducciones, bonificaciones y reducciones que erosionan la capacidad recaudatoria de los impuestos, en línea con las propuestas de los expertos y organismos internacionales.
El supervisor bancario reafirma las peticiones que días atrás realizó el Fondo Monetario Internacional (FMI) al Ejecutivo popular para España. El BdE ha recordado también en su informe que los objetivos de déficit son “exigentes” y que es probable que se necesiten medidas de consolidación adicionales, es decir, recortar el gasto público.
Para el supervisor España no tiene ningún tipo de problemas en su gasto público, del que dice que para mantenerlo estable se debe “reconsiderar una nueva estructura impositiva” que permita obtener recursos. Lo que significa seguir aumentando impuestos a los contribuyentes, pese a que España ya está en máximos históricos.
Más en concreto pide subir las bases del IVA, encareciendo los productos que podría revertir la demanda interna que está suponiendo gran parte del crecimiento. También más impuestos especiales y nuevos impuestos medioambientales.
«Resulta crucial que tanto la composición del ajuste del gasto como la revisión de la cesta de impuestos se diseñen tratando de minimizar los posibles efectos adversos sobre el crecimiento a largo plazo de la economía», sostiene. Por otro lado y aunque admite que los logros en materia de déficit han sido «significativos» estos años, recuerda que la mayoría de las comunidades sobrepasó su objetivo en 2014, lo que «obliga» a avanzar en nuevas vías de mejora de los procedimientos existentes para controlar el cumplimiento. En este sentido, apuesta por asegurar el «estricto cumplimiento» de los mecanismos de alerta temprana que contempla la Ley de Estabilidad y por activar los pasos correctivos cuando se produzcan desviaciones recurrentes. Además, considera que la Autoridad Fiscal puede contribuir a hacer efectivos estos procedimientos.
La recesión más severa de la historia queda atrás
En su informe anual el banco emisor repasa la situación de la economía en el año 2014 y pone de manifiesto el afianzamiento de una «recuperación sostenida» que permite dejar atrás «la recesión más severa de la reciente historia económica de España». A su parecer, el crecimiento de la actividad y el empleo en 2014 y los meses transcurridos de 2015 se asienta en los avances conseguidos en la corrección de desequilibrios acumulados y las reformas implementadas, que han situado a la economía en una posición «más saneada y competitiva».
Aún así, el supervisor avisa de que «la profundidad de la crisis» ha dejado un «pesado legado» en términos de endeudamiento y desempleo, cuya completa reabsorción requerirá «tiempo y esfuerzos adicionales» para completar los ajustes emprendidos y fortalecer las bases de la recuperación.
Los retos de la deuda no deben minimizarse
De hecho, asegura que los retos que plantea un nivel de deuda pública tan elevado para el conjunto de la economía «no deben minimizarse», incluso en un proceso de reducción gradual de la misma en el medio plazo. Según el Banco de España, los resultados conseguidos en crecimiento y empleo son «alentadores» y recogen los frutos de los esfuerzos realizados, pero no se debe perder de vista que el proceso de ajuste y reequilibrio de la economía no ha finalizado y que el impacto de la profundidad de la crisis sobre la situación del país «no se ha disipado completamente».
En este sentido, resalta la importancia de que las políticas económicas sigan desempeñando «un papel primordial» para completar el reequilibrio de la actividad, profundizar en la solidez del crecimiento y reabsorber los efectos duraderos del legado de la crisis.
Crecimiento potencial
El Banco de España analiza también en el informe el impacto de la crisis en el crecimiento potencial de la economía y asegura que las estimaciones disponibles proyectan una tasa inferior a sus pautas históricas. En concreto, cree que la tasa potencial podría haber pasado del 3% que marcaba entre 1983 y 2007 a un cifra inferior al 1% durante la crisis.
De cara al futuro, el supervisor asegura que las estimaciones disponibles proyectan una recuperación de la tasa hasta cerca del 1,5% en promedio entre 2014 y 2026. En términos per cápita, el crecimiento medio previsto sería también del 1,5%, por debajo del 2,2% estimado para el período 1983/2007. En cualquier caso, avisa de que las perspectivas de crecimiento futuro de la economía estarán condicionadas por un conjunto de factores como la evolución demográfica, el elevado nivel de desempleo y su persistencia y el impacto del proceso de desapalancamiento público y privado, entre otros.
La inflación
El banco emisor analiza también el proceso de desinflación que se ha observado en los últimos años en la economía española y durante la crisis. A su parecer, este análisis evidencia que la inflación española, que tradicionalmente había mostrado una fuerte rigidez a la baja, ha aumentado su grado de sensibilidad frente a las oscilaciones del ciclo, lo que podría reflejar un cambio en los procesos de fijación de costes y precios. En los próximos meses, espera una recuperación «relativamente lenta» de la inflación tanto en España como en el conjunto de la UEM hacia niveles más próximos a la referencia seguida por el Eurosistema, una tasa de inflación por debajo, pero próxima al 2%.