miércoles, septiembre 25, 2024
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Las exigencias de los acreedores ponen a Grecia al borde del abismo

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El acuerdo entre Grecia y sus acreedores sigue agonizando. Los ministros de finanzas de Alemania, Finlandia y Austria han explicado que no habría acuerdo con el país heleno de momento. La situación puede volverse dramática en apenas cinco días si el Gobierno de extrema izquierda griego no presenta un plan creíble a sus socios.

En un principio existía cierto optimismo sobre el plan de reformas que había presentado Syriza, aunque ese optimismo fue desapareciendo con el tiempo. Los primeros en disiparlo fueron los lituanos que advirtieron que Grecia quería seguir de fiesta mientras pagaban otros. Más tarde se conoció que no se aceptaban las propuestas que incluían una fuerte subida de impuestos y restricciones a las prejubilaciones.

La solución dista mucho de poder solucionarse y a Grecia apenas le queda tiempo para llegar a un acuerdo. Los obstáculos son muchos: En primer lugar, los propios socios europeos (los cuales deben asumir el coste del rescate) no confían en Tsipras y su Gobierno por los continuos desplantes y los guiños de los griegos a Rusia. Los más críticos son los países del este de Europa como Eslovaquia, Lituania o la República Checa. Éstos países han acometido reformas muy duras en sus países y piden que Grecia aplique lo mismo.

Por otro lado, el acuerdo debe aprobarse en tres parlamentos europeos distintos como Holanda, Finlandia y Alemania. Todos ellos gobernados por partidos que se caracterizan por su feroz oposición a las políticas griegas. Además, que las concesiones a Grecia se ven como guiños a que nuevos partidos ‘populistas’ asciendan en el resto de Europa. Como el caso de Podemos en España, según ha explicado The Economist.

Por último, el acuerdo debe satisfacer a los griegos y la propuesta ser aceptada en su parlamento. Sea cual sea el pacto, lo que está claro es que no se parecerá en nada a lo que Syriza proponía cuando llegó al poder. Por ello se torna muy difícil que pueda salir adelante, el ala más radical de Syriza ya se ha revelado contra el plan enviado a Bruselas y para que haya pacto deberá aún ser más severo. Asimismo, la población exigirá a Syriza que no acepte un pacto que claramente les perjudica.

Las soluciones a todo se tornan devastadoras. Sin acuerdo, Grecia caería en default el 1 de julio y seguidamente el BCE dejaría de inyectar dinero a sus bancos provocando un corralito. El país heleno se vería obligado a imprimir su propia moneda desbocando la inflación un 35% y con una caída del PIB abismal, según The Economist.

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