1. – ¿Empezar de cero?
El actual programa de rescate está muerto. Lejos queda el 20 de febrero, fecha en la que debía expirar el programa de rescate para Grecia, en total, eran 7.200 millones más cerca de otros 10.000 o 12.000 que percibiría a través de distintos mecanismos que posibilitarían saldar sus pagos financieros. La llegada de Syriza al Gobierno heleno cambió las reglas del juego y tras duras declaraciones por ambas partes se decidió prorrogar la fecha hasta el 30 de junio. Fecha ya cerrada.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha pedido por carta en dos ocasiones que se prorrogue al menos una semana más para conocer la respuesta al referéndum programado para el 5 de julio. La respuesta de los acreedores ha sido un claro no, el mismo presidente del Consejo Europeo ha escrito a Tsipras para decirle que no habrá prórroga.
Técnicamente con el programa expirado para permanecer en el euro como pretende Syriza debería pedir un nuevo programa de rescate. Todo volvería a empezar. En el momento en que se produzca la petición se abren los mecanismos para llevarla a cabo que duraría al menos un par de semanas, aunque según fuentes europeas se podría conseguir en unos días al ser de urgencia. En definitiva, volver a empezar de cero pero con los bancos cerrados y hundidos y por supuesto, con nuevas condiciones, ya que, el programa de rescate llevaría implícito un nuevo Mou.
2. – Impagos y sistema bancario colapsado
Grecia se convertirá en la primera economía desarrollada que no cumple con sus obligaciones de pago al FMI en sus 71 años de historia. Las autoridades griegas ya han avisado de que no pagarán los 1.600 millones de euros asique el Fondo se preparará para el impago, también llamado “retraso en los pagos” que técnicamente tiene el mismo efecto. Se trataría solo de la primera parte de la relación FMI y Grecia, ya que los helenos deben pagar 5.500 millones al FMI hasta que acabe el año y le debe un total de 35.000 millones. Los griegos han decidido dejar fuera de juego en las negociaciones al fondo, ya que, en su petición de tercer rescate no incluye negociaciones con el fondo solo se centra en el MEDE, el mecanismo de rescate europeo.
Sin dinero extra guardado en casa cada griego debe vivir con 60 euros día. Es la medida que ha terminado por implantarse tras la fuga masiva de capitales que se lleva produciendo desde diciembre y que no se han solucionado desde Syriza, a pesar, de los continuos toques de atención del Banco Central Europeo. Los controles de capitales, también denominado ‘corralito’, tienen previsto una fecha límite de un par de días más pero la situación es más extrema. Una vez que los bancos vuelvan a abrir todos aquellos ciudadanos que no han sacado su dinero antes lo harán ahora con mayor velocidad, de nuevo la fuga se multiplica. Salga sí o salga no en el referéndum el corralito es probable que se alargue, ya sea porque se produzca de nuevo una fuga de capitales (sí) o porque desde Syriza se quiera forzar convertir los depósitos en euros en la nueva moneda (no).
3. – Referéndum y tercer rescate
Tsipras lanzó un órdago a los acreedores al informarles de que tenía pensando realizar un referéndum en el que el pueblo griego decidiera si aceptaba la oferta o no. El Parlamento griego la aprobó de madrugada el domingo con los votos a favor de las formaciones radicales como Syriza, ANEL y Amanecer Dorado. El problema es que el programa ya habría expirado y no hay ofertas sobre las que votar, aunque es más que seguro que de realizarse se hará sobre la última oferta que se hizo el viernes.
La realidad es que el referéndum en sí no es el problema, fue Alemania a través del ministro de finanzas, Wolfang Schäuble, el que dio la oportunidad de realizar la consulta en mayo. Lo que más cabrea es que se pida el ‘no’ y la aura de demagogia y engaño que puede llevar acompañada la consulta. Syriza lo ha vendido como las políticas de austeridad contra la dignidad del pueblo griego y la realidad es que hay muy pocos griegos que comprendan la magnitud de su respuesta y lo que supondría para ellos una salida del euro. Porque el 'no' sería salir del euros como han informado desde Alemania, Francia o el mismo Jean Claude Juncker.
El Ejecutivo griego ha traslado a los acreedores una última propuesta que consiste en un tercer rescate durante dos años para cumplir plenamente sus necesidades financieras acompañada por una reestructuración de la deuda paralela. La decisión ha sido recibida con un rotundo no por parte de Ángela Merkel hasta que no se sepa la respuesta del referéndum. Asique al final la consulta parece que será clave.
4. – Grexit siempre será voluntario
La salida del euro de Grecia siempre será voluntaria, nadie puede imponer su salida o expulsarla. Entonces, ¿Cómo podría salir del euro sin ser expulsada y sus dirigentes dicen que quieren quedarse? Obligada por la situación económica y como única vía de escape.
Grecia va a encontrarse en la situación de que aunque está en la Unión Monetaria no va a tener euros para poder pagar pensiones o salarios públicos, debido a que el BCE ha cortado las líneas de liquidez. Es decir, sin fuente directa de emisión de euros, sin acceso a los mercados, ni bancos ni Estado podrán efectuar sus pagos y se verán obligados a emitir una nueva moneda para poder pagar. Varias fuentes han dado la voz de alarma de que el Syriza podría estar ya planeando la emisión de nuevos dracmas ante la proximidad de la posible sequía de euros.
Nacería una nueva moneda en Grecia con una paridad marcada por el propio Gobierno griego respecto al euro. La situación duraría poco tiempo porque la nueva divisa se sumiría en un fuerte proceso de devaluación, ya que, todos los griegos querrían tener euros y no dracmas. Como perfectamente explica Miquel Roig “Grecia tendría lo peor de los dos mundos: el corsé de una union monetaria y la inestabilidad de una divisa débil y en continuo proceso de devaluación”. La situación por sí sola terminaría empujando a Grecia a adoptar la decisión de salir del euro para estabilizar la divisa.
5. – Caos y pobreza en Grecia
El ‘sí’ en el referéndum no va a mejorar demasiado la situación griega. No hay magia ni recetas milagrosas, ya que, las condiciones pedidas deberían respetarse y los griegos deberán asumir recortes en muchos de sus derechos. Pero el ‘no’ solo sumiría a Grecia en más caos y pobreza por el efecto devaluatorio de la nueva divisa.
Cuando se habla del ‘no’ siempre se pone de ejemplo a Argentina, que todavía no se ha recuperado de su corralito y default hace más de 10 años. Además, Grecia no es ni mucho menos Argentina. Los griegos no tienen grandes reservas de materias primas como Argentina lo cual les deja en mala situación. Además, tampoco tienen una industria potente con fuertes exportaciones que una devaluación monetaria incrementara, ni tecnología avanzada. Su gran fuente de ingresos es el turismo que se vería reforzado por el abaratamiento de la estructura económica aunque la devaluación dejaría los sueldos muy reducidos. Sus posibilidades sería ofrecer mano de obra barata por la devaluación y el turismo barato.
En apenas unos meses, los griegos verían como se reducirían sus ahorros por la devaluación de la nueva moneda. Los precios se dispararían por la inflación que generaría la impresión continuada de nuevas divisas. Esa inflación reduciría la renta disponible ahogando al consumo y por último, debería declarar un impago porque no podría asumir el pago de la deuda en euros con los litigios legales que conllevaría.