martes, noviembre 26, 2024
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Artur Mas esconde que sin la simpatía de España la independencia sería un caos

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La independencia o secesión de una región presenta graves problemas cuando se declara de forma unilateral. Cataluña no será una excepción en el hipotético caso de independencia, sin la simpatía de España afrontaría graves problemas. Todo se debe al organigrama de la actual Unión Europea, sus tratados y sus reglas. En especial, la de unanimidad presente en la mayoría de los puntos claves. Por ello, los dirigentes independentistas siempre han abogado por una salida negociada y pactada. Saben que necesitan de la simpatía de España para entre otras cosas poder pertenecer a la Unión Europea.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ante la falta de cooperación del Ejecutivo ha decidido lanzar amenazas. O se negocia o no pago lo que me toca. Eso es lo que ha hecho Mas, advertir a España que o hay salida negociada o no pagara su parte de deuda que debería asumir el Estado español.

«No hay más remedio que ponerse de acuerdo. El precio de no ponerse de acuerdo es impagable, de entrada para España. España no podría soportar un no acuerdo», ha sentenciado en rueda de prensa desde la antigua fábrica Fabra i Coats de Barcelona.

¿Puede cumplir su amenaza Mas?

Hipotéticamente sí. El precedente más cercano fue el intento de default griego al que España, a través de deuda, había ayudado en los rescates. En realidad España salió al mercado y avaló esa deuda y en caso de impago debería asumir su parte. Si Cataluña (hipotéticamente independiente) decide no asumir su parte es el Estado español el que asumir su totalidad, ya que, es el mismo Estado el que ha decidido emitirla. Eso no quita que se entraría en un fuerte litigio internacional.

La parte correspondiente de la deuda que debería asumir Cataluña por su PIB asciende a cerca de 200.000 millones. Con un 19% menos de PIB la cifra de deuda superaría el 120% del producto español, y la deuda oculta (deuda que no aparece contablemente pero que se debe devolver) sobrepasaría el 150%. Por su parte, Cataluña acabaría pasando de tener una deuda del 132% del PIB a tan sólo el 32%.

«España se juega mucho con Cataluña. ¿Os imagináis que no hubiera acuerdo con la deuda pública española? ¿Cómo afrontaría su deuda si no hay acuerdo de tal manera que Cataluña no asuma una parte?», se ha preguntado el presidente catalán.

A pesar de todo, Cataluña perdería

La decisión de Cataluña abriría un largo proceso judicial que podría desembocar en que parte de esa deuda debería asumirla los catalanes. No sólo eso, el mismo Mas reconoce abiertamente que si España quiere, Cataluña podría ser expulsada de la Unión Europea. Aunque el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea es inconsistente sobre si una Cataluña independiente quedaría dentro o fuera, otros artículos como el 52 requeriría de una votación unánime para cambiarse. El ‘no’ de España dejaría fuera a los catalanes de Europa. «Si el Gobierno central pide la expulsión sería de facto reconocer que Cataluña es un Estado independiente», ha manifestado Mas. Reconocido sí, pero fuera de la UE.

Algo parecido ocurriría en el caso del euro, fuera de la eurozona por un ‘no’ de España traería graves consecuencias a la economía catalana. Sin poder financiarse a través del BCE la banca catalana no tendría más remedio que marcharse, como ya han avisado las propias entidades. Incluso peor llegando a darse un corralito como ya ocurrió en Grecia. Ante tal circunstancia ya han salido voces discordantes desde Cataluña y desde partidos que aspiran gobernar España, el último Pablo Iglesias que denunciaba que “los bancos” traten de “amenazar” a los catalanes. Quizá Iglesias se le ha olvidado el último episodio ocurrido en Grecia al respecto (con corralito incluido), lo que él llamaba el mensaje del miedo se terminó por cumplir. En realidad, no es miedo sino sentido común y el BCE tiene reglas muy estrictas que deben cumplirse.

Por tanto, sin la simpatía de España la que más pierde será Cataluña que quedaría fuera de la Unión Europea, del euro y con un colapso económico. Mas ha recurrido al caso de las repúblicas bálticas o de Croacia y Eslovenia para recordar que son Estados que hace «25 años no existían» y ahora son miembros de la UE pero se le ha olvidado recordar la travesía en el desierto de dichos países y que el pasado de unos y de otros son como la noche y el día.

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