¿Adiós a las grandes empresas?
Se cuentan ya por decenas las grandes empresas que han decidido abandonar el territorio catalán para instalarse en distintos puntos de España, en especial a Madrid. Entre las últimas destacan Deutsche Bank, Mondelez, Schlecker, Coca-Cola, Merck, Naturhouse, Procter & Gamble, Pfizer, Abbott, Vousse (antigua Suavitas) o la inmobiliaria de Sabadell Solvia.
La realidad es que desde que Artur Mas se instaló en la Generalitat cerca de 4.000 empresas han abandonado Cataluña, según datos del propio Registro Mercantil. Obviamente, gran parte de estas empresas son de tamaño grande, ya que, empresas más pequeñas o pymes no tienen la posibilidad de mudar su sede central. Por lo tanto, Cataluña está perdiendo empresas de gran tamaño.
¿Se han ido por la hipotética independencia? Es poco probable, aunque algunas de ellas lo habrán pensado. La hipótesis que coge más fuerza es la política impositiva de Mas que ha situado a Cataluña como la CC.AA con los impuestos más altos. La hipótesis impositiva coge fuerza al observar que la segunda comunidad que más empresas ha perdido (Andalucía) también es la que más ha subido los impuestos. Aunque el elemento impositivo parece el más importante, es imposible olvidarse que a partir de 2014 se ha iniciado una inestabilidad que ha afectado a las empresas y que en este mismo año se han perdido casi 1.000 firmas.
¿Más paro?
El desempleo en la región de Cataluña es ligeramente más bajo que la media en España con un 19,1% frente al 22,2% del resto del país, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). Aunque una Cataluña independiente mejoraría la tasa de paro respecto de España seguiría muy lejos de cualquier otra región de Europa. En concreto, sería la tercera región con más paro de Europa por detrás de Grecia y España y con tasas superiores a países como Croacia (15,1%) o Chipre (16,3%).
Todo ello sin contar con el shock que puede producir en la economía una secesión unilateral como la pretendida por la lista soberanista. La economía catalana tiene un fuerte arraigo en las exportaciones, sobre todo con el resto de España con la que tiene un superávit de 17.500 millones. La premisa independentista del ‘Espanya ens roba’ nace gracias a este superávit, pero ante la secesión se hace difícil pensar que pueda continuar.
En prácticamente todas las rupturas en los últimos años han existido dos hechos que se han repetido: El primero ha sido el reparto de la deuda proporcionalmente, el segundo la caída del comercio entre ambos países. En el caso de Chequia y Eslovaquia el comercio ha caído tras dos años en un 70% (y fue amistosamente) lo que traería una fuerte contracción del empleo. Las grandes industrias exportadoras, multinacionales farmacéuticas, de alimentación y automoción deberán cambiar la localización o reducir sus producciones, ya que, sin las ventas al mercado español no sobrevivirían.
En definitiva, es más que probable un aumento del paro. Todo ello sin contar un posible efecto en el turismo, otro de los grandes pilares de la economía catalana. Más aún, después de ver como algunos dirigentes (Ada Colau) están tratando al sector en el buque insignia de la región que es Barcelona.
Más ingresos para Cataluña pero ¿suficientes?
Los estudios proporcionados sobre las cifras de la independencia tienen el mismo fallo, la sobreestimación en los ingresos. Muchos de ellos de la propia CatDem hablan de ingresos no solo similares, sino incluso superiores. Esas cuentas quedan en duda cuando se plantea un shock económico como una secesión con todos los problemas (ya descritos) que acarrearía. Por tanto, al menos durante los primeros la caída de ingresos va a ser patente.
Lo primero que debe llevar a cabo la Generalitat es proporcionar un sistema eficaz de recaudación que ahora no tiene. Para ellos se ha creado la Hacienda catalana pero se debe ir más lejos para dar respuesta a empresas para declarar el IVA trimestral o las retenciones de empleados. Los primeros años una Cataluña independiente sufriría un alto volumen de fraude, como lo ha reconocido la propia Generalitat.
Las cuentas de Cataluña es que tienen un superávit con España de cerca de 15.000 millones (la cifra se ha hecho famosa) aunque en realidad la cifra esconde un truco. La cantidad de dinero que da la Generalitat respecto de lo que recibe ha sido en 2014 poco más de 7.000 millones los 15.000 a los que se refiere la Generalitat son datos de 2006 y 2007 años de la burbuja. Por no hablar del dinero que se pierde al reducirse el mercado.
Para no caer en déficit CatDem estima que se obtendrán cerca de 45.000 millones adicionales en 2014, un 4,2% más que lo que estimaba en 2013. Por su parte, estima que el gasto adicional sería de 37.570 millones. Ambos pecan de optimismo, primero los ingresos porque no cuentan con el impacto de la secesión y los gastos porque se situaría en un 33,8% del PIB. Ningún país europeo tiene un gasto público tan bajo, lo normal es entre 10 y 15 puntos más, es decir, entre 20.000 y 25.000 millones más.
¿Aseguradas las pensiones?
Resulta curioso que varios políticos españoles expliquen tranquilamente como el sistema de pensiones en Cataluña es deficitario e inviable, mientras mantienen que el del resto de España sí lo es. La realidad es que ni el catalán ni el español son actualmente viables. Cataluña tuvo que asumir el año pasado más de 4.500 millones de euros, un déficit superior del 20%, según la propia Seguridad Social. Eso significa casi un 2% de su PIB, cifras peores que las de España por mucho que se empeñe la Generalitat en desviar la mirada.
Todo ello sin contar el ya visto shock económico que se produciría tras la independencia. Con un sistema financiero muy debilitado, grandes empresas abandonando la región y el paro escalando la Generalitat pronto debería enfrentarse a un aumento del pago por prestaciones de desempleo y una menor recaudación. La alternativa es como en el caso de España aceptar a financiar una parte a través de otros impuestos o hacerla mixta como otros muchos países.