martes, noviembre 26, 2024
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Chapuzas ‘made in Germany’

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Chapuzas, corrupción, sobrecostes en obras públicas… No hablamos de España, sino de la todopoderosa Alemania. Una reputación construida durante cerca de ocho décadas ha quedado reducida a cenizas en apenas dos semanas. Y eso que solo ha sido la punta del iceberg. Del caso Volkswagen todavía quedan muchas cosas que aclarar, a medida que salgan a la luz distintas informaciones que involucren el esquema directivo de la compañía. Algunos ya han reconocido que eran más o menos conscientes de la estafa aunque se debe dar tiempo a las investigaciones internas y judiciales.

No solo la marca de coches queda tocada (quizás hundida) sino también ha sido un disparo a la línea de flotación de dos ejes económicos a nivel mundial: El sector automovilístico y la marca ‘Made in Germany’. La última quizás puede ser la más afectada puesto que la multinacional es uno de sus pilares industriales. Sin embargo, el caso Volkswagen es uno más de los muchos escándalos que afectan o han afectado al gigante alemán y que resta credibilidad a una marca cada vez más bajo sospecha.

¿Punto y final para Volkswagen?

Niveles contaminantes 40 veces superior a lo permitido incorporados en más de once millones de vehículos y todo ello conocido por altas instancias de la mayor constructora de coches del mundo. Los datos son escandalosos y las multas se esperan que también lo sean. Todo está en el aire pero distintas fuentes ya han comenzado a echar cuentas y se mueven entre los más optimistas que auguran importes de cerca de 20.000 millones a los más pesimistas que calculan unos 80.000 millones de dólares.

Es normal que ante el escándalo hayan surgido voces que piensan realmente que la marca como tal puede llegar a desaparecer. Una de las voces más autorizadas que han levantado la alarma es David Bach, Yale School of Management, que en un artículo titulado ‘Seven reason Volkswagen is worse tan Enron’ explicaba que el caso de la compañía de automóviles era peor que una de las mayores estafas de la historia porque no se trata de negligencia o incapacidad sino “flagrante de dolo culpable”.

La empresa energética a la que alude Bach falseo sus cuentas durante años y cuando al final se conoció todo la compañía desapareció. El caso de Volkswagen quizás es diferente porque sus vehículos tienen un importante nicho de mercado y sus cifras de negocio no han sido falseadas, es decir, que su negocio en sí es rentable aunque debe enfrentarse aún a varios interrogantes que pondrán a prueba el futuro de la empresa. Uno es cómo evolucionan sus ventas después de la brutal perdida de reputación ese efecto se multiplica si se tiene en cuenta que el sector del automóvil es uno de los más competitivos que existen. Otro es el impacto final de las multas y la evolución de la empresa tras los recortes anunciados para hacer frente a ellas.

Mala salud bancaria y un gigante descontrolado

Una de las vergüenzas menos aireadas en las marca ‘made in Germany’ es el mal estado de su banca pequeña y mediana. En palabras del consejero del Bundesbank encargado de hacer un informe para supervisor único europeo, Andreas Dombret, “cualquiera que sea el escenario que se tome –pesimista, central u optimista- las condiciones son alarmantes; estamos listos para intervenir si fuera necesario”.

El informe arroja un escenario nada esperanzador y es que las 1.500 entidades estudiadas verían reducidos sus ingresos un 25% de media. En 300 de ellas la caída sería superior del 70% provocando la quiebra de las mismas. Las previsiones están basadas en si continúa el actual entorno económico de dinero barato y tipos casi cero y todos los expertos coinciden en que así va a ser. El supervisor aclara que los principales problemas son:

 – Entidades muy fragmentadas

 – Ofrecen muy poca rentabilidad

 – Sujeta a grandes pérdidas si prosigue el entorno de bajos tipos

No es la única vergüenza aflorada de la banca alemana, en realidad es una pequeña parte de ella. La principal tiene nombre, Deutsche Bank. El gigante bancario forma parte del selecto grupo de los ‘Too Big to Fail’ que actúan impunemente en todo el mundo. Entre sus muchos litigios abiertos en todo el mundo destaca haber participado en una de las mayores estafas de la historia. Junto a otras 15 grandes entidades mundiales Deutsche manipuló el Libor, uno de los índices más importantes del mundo, por la que tuvieron que pagar una multa que superaba los 6.300 millones de dólares. Sirva de ejemplo que la propia entidad ha reservado más de 1.200 millones de euros solo para pagar multas por sus desfases.

Sobrecostes en obra pública

La corrupción y el descontrol del dinero público que de tanto adolece España es mucho más extendido de lo que se piensa. Un informe perteneciente al Ministerio de Medio Ambierte y Construcción –filtrado por Der Spiegel– cuantificaba que un 65% de los grandes proyectos públicos alemanes se realizan con sobrecostes.

Uno de los casos más sangrantes es el del aeropuerto Flughafn Berlín Brandenburg Willy Brandt:

La fecha de inauguración en un principio era en octubre de 2011, ahora los más optimistas barajan que sea el segundo semestre de 2017.

Presupuestado en 1.700 millones, se calcula ahora que al menos costará 5.400 millones cifra que no incluye conexiones al aeropuerto y las querellas legales.

Informes periciales hablan de más de 60.000 fallos que incluyen “fallos constructivos” o “fallos de planificación”.

Existe una investigación a ex altos cargos y grandes empresas involucradas como Siemens, Bosch o el gigante Imtech (que quebró en medio de la construcción) que era responsable del suministro eléctrico, la calefacción o las conducciones de agua.

La comisión de investigación ha pedido la comparecencia de más de 50 testigos en apenas tres años.

El Willy Brandt no es más que otro ejemplo de que la contratación pública alemana queda aún muy lejos de ser la ideal que propone en el resto de Europa. Otros casos como el del auditorio Elbphilarmonie de Hamburgo a cargo de la filial de ACS, Hochtief, ha tenido un sobrecoste cercano a los 700 millones multiplicando por cuatro el valor. El tren de Stuttgart que ha pasado de 2.460 millones a más de 6.500. La nueva sede de los servicios exteriores  que abrirá con un retraso de más de cuatro años o la biblioteca de Berlín.

Otras malas prácticas

El caso Volkswagen, o lo que apenas conocemos de él, no es el primer gran escándalo de una empresa alemana. A finales de 2006 tras una investigación de la Fiscalía de Munich sobre diez directivos de Siemens se destapo uno de los grandes escándalos de una empresa alemana. El gigante alemán tenía un entramado secreto que le permitía desviar dinero a un fondo en Suiza y Lienchtenstein a través de sociedades tapadera en las Islas Vírgenes. Ese fondo se usaba para sobornar a altos cargos públicos para conseguir importantes contratos entre 2001 y 2007. El conglomerado alemán realizo más de 400 pagos ilegales en diferentes países como Venezuela, México, Argentina, Rusia, Bangladesh, China o Vietnam.

En 2008 la Fiscalía de Bonn investigó a Deutsche Telecom (la mayor de Europa y poseía participación del propio Estado) porque había indicios de que espiaron a sus propios directivos y a los periodistas que mantenían contacto con ellos. Uno de los altos ejecutivos, René Obermann, declaró que “quizás” usaron espías y años más tarde la Audiencia Provincial de Bonn condenó al director de seguridad de la compañía, Klaus Trzeschan.

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