La fase inicial de la ‘Revolución Robótica’ ha finalizado y ahora se halla inmersa en la etapa de su implantación, que promete cambiar la sociedad tal y como se conoce. Los grandes expertos que han estudiado el fenómeno lo dan por hecho y la única discusión es el tiempo que tardará en imponerse totalmente y sus posibles efectos. Dentro de los múltiples estudios que existen sobre el tema, unos hablan de cuatro o cinco años, mientras que otros creen que será en una década. Los estudios coinciden mucho más a la hora de avanzar sus efectos: todos cifran por encima del 45% el número de puestos de trabajo que las máquinas pueden llegar a acaparar, y los hay que incluso hablan de cifras superiores al 50%.
El último informe emitido sobre el tema de la robotización de los puestos de trabajo es el de la consultora McKinsey. “El 45% de aquellas tareas por las que las que los profesionales, sean de cuello azul o blanco, son pagados a día de hoy, podría ser realizado por máquinas aplicando las tecnologías ya existentes”, sentencia la consultora norteamericana. En términos económicos, esa reducción del número de empleados se traduce en un ahorro de dos billones de dólares (millones de millones) en salarios, el equivalente a dos veces el PIB español.
Asimismo, la consultora explica que ese 45% podría ampliarse hasta el 58% en un periodo breve de tiempo. No es el único informe que da una cifra tan amplia, otro estudio publicado por los profesores de la universidad de Oxford, Carl B. Frey y Michael A. Osborne señalan que la ‘Revolución Robótica’ podría sustituir el 47% de los puestos de trabajo en Estados Unidos. Jeremy Bowles, integrante del Instituto Bruegel, ha aplicado las tasas del estudio de Frey y Osborne a los datos de empleo por ocupaciones de los países europeos (a través de la European Labour Force Survey) y concluye que en España esa cifra ascendería al 55,32%. Otro estudio del ING-DiBa, aplicado a la economía alemana, asegura que en dos décadas los robots podrían “reemplazar el 59% de los actuales puestos” (unos 18 millones de empleos).
Fase embrionaria avanzada
La banca digital sin presencia física en establecimientos es ya una realidad. Hace unos meses la FAA (regulador del espacio aéreo de EEUU) daba permiso a Amazon para utilizar ‘drones’ para poder repartir paquetes en ciudades. A finales de noviembre se llevaba a cabo el primer viaje por carretera abierta de largo recorrido de un coche sin conductor, y marcas como Daimleer ya han experimentado hacerlo con camiones. Los expertos explican que la implantación de la ‘Revolución Robótica’ está siendo “más acelerada que revoluciones similares en el pasado”.
La evolución del negocio durante la última década no ha hecho más que confirmar el cambio de modelo que se está produciendo. El sistema laboral ha virado hacía una “polarización”, en la que la ocupación ha crecido en los empleos más cualificados y en los menos cualificados, mientras que ha caído en aquellos que requieren una cualificación intermedia con trabajos rutinarios. Sobre la “polarización de los empleos” han escrito Goos & Manning en 2007 sobre el Reino Unido, Autor & Dorn en 2009 sobre Estados Unidos y Good & Manning y Salomons en 2009 para varios países europeos. Se ha producido un “aumento de aquellas tareas no rutinarias”, explicaban Autor & Dorn ya en 2009. Los mismos autores señalaban que “en puestos de trabajo que requieren creatividad para resolver problemas o interacciones complejas y en tareas que requieren de interacciones personales y de adaptabilidad a entornos complicados ha incrementado la ocupación”.
Desde el año 2011, el proceso de polarización se ha acrecentado. La ocupación de técnicos ha crecido un 5% y la de los profesionales en servicios casi un 4%. Por su parte, se ha producido una caída de la ocupación en oficinistas (-6%), operadores de maquinaria (-7%) y trabajadores cualificados de la industria y de la construcción (-11%).
¿Se disparará el desempleo?
A cada revolución tecnológica le ha seguido una ‘psicosis’ sobre el posible desempleo que generará. Una de las principales causas que citan los expertos es que la gente sabe o tiene datos de los empleos que se pierden pero desconocen los que se crearán en otros ámbitos de la economía.
Entre los que sí creen que el empleo podría resentirse están Guy Michels y Georg Graetz (de la London School Economics), que señalan que “el cambio tecnológico sí crea un aumento de la productividad, crecimiento y salarios, y que encuentran evidencias de que se puede generar desempleo en los trabajos de baja y media productividad”.
En contra de esa corriente ‘ludita’ se manifiestan otros autores. Entre ellos se encuentran el profesor de la Universidad de Columbia, Henry Siu, y el profesor de la Universidad de Duke, Nir Jaimovich, que señalaron en un informe que existe una evidencia de que una gran parte del empleo creado desde 2001 ha sido en trabajos no rutinarios.
Además de las evidencias que señalan Siu y Jaimovich, la propia realidad también ha dejado evidencias de que no debería incrementarse el desempleo. Por ejemplo, en 1870 el 43% de la población de EEUU vivía de la agricultura; 100 años después solo el 2% se dedica a ese sector por efecto de la mejora tecnológica. No se ha producido una bolsa de desempleo, sino que el empleo se ha redistribuido hacía profesiones nuevas como profesor, doctor, ejecutivo o abogado, entre otras. En algo más de 100 años este tipo de trabajadores ha pasado de 5 millones en 1900 a cerca de 90 millones en 2013.