domingo, septiembre 22, 2024
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China amenaza la recuperación económica

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No son pocos los libros de economía que definen a la Bolsa como “una máquina de descontar expectativas”, por su fiabilidad como indicador adelantado de la economía. En 2012, el Ibex 35 tras rozar mínimos cercanos a los 5.800 enteros, inició una etapa alcista que tocó techo en agosto de 2015. Todo ello a pesar de que 2012 fue uno de los peores años para la economía española. El selectivo prosiguió su ascenso en 2013 y 2014, aunque la economía no remontó al mismo nivel.

Ahora la situación es la contraria, la bolsa ha iniciado una caída que le ha llevado a perder más de un 7% en 2015, que se ha agravado los primeros días de 2016 hasta mínimos de hace dos años. Aunque las incertidumbres en la economía mundial son muy diversas, la razón principal es la mala evolución de China y la caída del precio del petróleo. Queda por comprobar a lo largo de 2016 si se instala la fase bajista iniciada en 2015 y vuelve a apuntar a una nueva etapa de recesión en España.

China se ha convertido en la protagonista en el inicio del año. Los temores que despertó en verano han vuelto a tumbar los mercados y ya amenazan el crecimiento mundial. El detonante del nuevo pánico fue que el Índice de Actividad Manufacturero presentado por el gigante asiático cayó por debajo de las previsiones. El problema no es que el dato fuera menor que el previsto sino que las estimaciones ya habían sido rebajadas hasta en siete ocasiones. El dato ha puesto de relieve que la economía china se ralentiza a un nivel más rápido que el previsto y ha obligado a cerrar la bolsa china dos días, el último en apenas 20 minutos.

Uno de los grandes problemas de la economía china es que nadie conoce con exactitud su estado, debido a su peculiar cerramiento al exterior. La economía está intervenida y el Gobierno controla los mercados, Bloomberg ya señaló en diciembre pasado que el gigante asiático podría estar peor de lo que aparenta.

Se conocen pocos datos reales y los pocos conocidos no son buenos y apuntan a que el gigante asiático sufre graves problemas estructurales. A partir del plan de estímulo de cerca de 600.000 millones llevado a cabo en 2008, el país se ha endeudado de manera muy rápida, en apenas 10 años su deuda ha alcanzado el 240% del PIB. El dinero inyectado también se ha transformado en una sobrecapacidad, que según los expertos podría ser de hasta el 50% y que en la industria supone costes fijos más altos. El país también está inmerso en una fuerte burbuja inmobiliaria y bursátil que pareció pinchar en verano. Asimismo, los datos que han sido insignia en su PIB, como el manufacturero, su actividad comercial o el transporte de mercancías están en mínimos.

Devaluación ‘a la vista’

En los últimos días se ha intensificado la idea de que China devaluará su moneda para ganar de nuevo competitividad. El gap entre los tipos de cambio del renminbi se encuentran en niveles récord, lo que significa que los mercados ya descuentan una devaluación. El yuan prosigue su descenso respecto de otras monedas como el dólar o el yen japonés. El mismo día que la bolsa cerró por primera vez, el yuan se devaluó hasta un 0,6%, una de las mayores caídas no artificiales.

Solo queda por ver cuánto lo devaluará el Gobierno chino, ya que en función de la cuantía los efectos sobre la economía mundial podrían ser demoledores. Asimismo, eso podría obligar a que otros países sigan su camino por el enfriamiento de la economía y para preservar su competitividad. De nuevo, se iniciaría una ‘guerra de divisas’ que exportaría presiones deflacionistas a Europa y Estados Unidos.

Incertidumbres a nivel global

China no es el único país con problemas económicos para 2016. Brasil sufrirá una de los peores recesiones de su historia. Para 2016 el país latinoamericano espera una contracción de su PIB cercano al 3%, mientras que la inflación se ha disparado casi al 11%. Todo ello ha obligado a que el ministro de Finanzas, Joaquim Levy, renunciara al cargo hace pocos días. Japón o Rusia también tendrán un crecimiento negativo en 2016.

Además, el alto volumen de deuda a nivel mundial supone un desafío para la economía. En deuda corporativa se espera que en cuatro años venzan hasta 10 billones de dólares y algunos sectores, como los de los bonos de alto riesgo, ya han dado la señal de alarma. En 2007 la primera señal de alarma saltó cuando dos fondos pertenecientes al banco de inversión Bearn Stearn anunciaban un corralito por falta de liquidez, ahora la alarma no es subprime sino ligada a bonos basura (hield yield). Third Avenue Focused Credit Fund fue el primer en tomar la decisión de aplicar un corralito a sus partícipes, se le han unido otros dos: Stone Lion Capital Partners y Lucidus Capital Partners. Este tipo de activos podría ser el detonante de una próxima crisis, en los próximos años vencen más de 2,4 billones de dólares en este tipo de activos.

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