Los ataques de ISIS son una amenaza permanente. El nerviosismo del mercado de valores tras la crisis de China, los emergentes, y la subsiguiente caída del petróleo, amenazan a la economía europea con menos crecimiento y más deflación.
La violencia, incluida la violación, contra mujeres en Alemania, Suecia y Zurich.; el escándalo político en Polonia, la inestabilidad española, los episodios catalanes y la situación en Grecia, conforman un panorama al que se suma el ascenso de la extrema derecha. Incluso Angela Merkel, la solvente piedra de amarre europea, ha pasado a ser una amenaza.
No se trata solo de terrorismo y refugiados; son la economía del euro, la amenaza del referéndum británico sobre Europa y la inestabilidad política en buena parte del continente las que lastran la capacidad de la Unión, carente también de nuevas políticas y liderazgo – salvo la firmeza no siempre suficiente de Dragui– que promueva credibilidad.
Desde las declaraciones de Albert Edwars, un reputado inversor de la City Londinense, y el consejo de RBS (Real Banco de Escocia) de “vender todo exceptos los bonos de alta calidad”, vuelve a hablarse de crisis financiera. El Fondo Monetario Internacional, en sus previsiones de invierno, anuncia un pobre comportamiento económico en la zona euro, con un previsible estancamiento en este ejercicio y el siguiente en el entorno del 1,7%.
Un contexto en el que los actores de los mercados solo piensan en vender y los británicos se excitan con la crisis de la moneda única que parece justificar el Brexit, su salida de la Unión.
La agenda de Febrero se iniciará con la renegociación de los términos de la pertenencia del Reino Unido. David Cameron deberá convocar un referendum en junio o septiembre, situación que nuevamente parecen querer aprovechar los escoceses para abandonar Inglaterra si el Reino Unido abandona la Unión Europea.
La creciente desilusión con la UE en el este de Europa y el auge de la extrema derecha no solo allí, también en occidente, Francia incluida, también pone en peligro la Unión.
En Alemania, Merkel atraviesa un periodo difícil, con una importante pérdida de popularidad. Algunos Diputados de la CDU exigen el derecho a votar sobre el cierre de los pasos fronterizos y la extrema derecha ha explotado los ataques contra mujeres en Colonia. No parece haber riesgo de derrota electoral, pero cinco elecciones regionales se celebran este año y podrían cambiar la perspectiva.
Colapso de Schengen
Pero la desintegración europea también podría proceder de la disolución de la libre circulación garantizada por Schengen. Dimitris Avramopoulos, comisionado de la migración, lo ha declarado en el Parlamento Europeo: «Si Schengen colapsa, será el principio del fin del proyecto europeo». La Comisión Europea ha estimado que más de 3 millones de emigrantes llegarán a Europa durante 2016 «.
Schengen, el Brexit y el riesgo de ataques terroristas afecta a la economía europea y las previsiones no auguran evoluciones positivas en la zona euro.
La zona del euro, ya paralizada por una contracción de crédito sostenida, se desliza lentamente hacia una deflación que, en realidad ha «saboteado», utilizando la expresión de Marcello Minenna de la Comisión del Mercado de Valores italiana, las estrategias de expansión monetaria adoptadas por el Banco Central.
La caída de los costes de la energía ha ayudado a la recuperación del consumo privado y la producción industrial pero no es suficiente para impulsar ni el crédito ni una situación económica que no sabe resolver la inestabilidad generada por el descenso en el precio del petróleo y otros productos básicos o la crisis de los emergentes.
La agenda europea parece, efectivamente, atrapada en el SAD, una profunda tristeza que se extiende en el tiempo y que, a su vez, alienta inestabilidad económica, graves problemas sociales y peligrosas tentaciones políticas, en la que los giros extremistas no son los menos importantes.