jueves, noviembre 28, 2024
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La incertidumbre económica dispara la demanda de liquidez y de valores refugio

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Bonos del tesoro de Estados Unidos, oro, en menor medida plata y en especial una fuerte posición en liquidez. Así sorprendió a muchos inversores en septiembre el fondo líder español en rentabilidad (que doblaba al segundo) en los últimos años, Global Allocation F.I. Su decisión de tomar fuertes posiciones en valores refugio desconcertó a muchos analistas por dos razones: Primero, porque se trata de un fondo mixto flexible global, que significa que puede invertir en lo que quiera y donde quiera y tomar todo el riesgo que crea conveniente. Segundo, porque la marcha de la economía y los mercados bursátiles aunque presentaban incertidumbres no era del todo mala.

Cerca de cinco meses después, la incertidumbre económica se ha acentuado y los valores refugio se han convertido en los protagonistas de 2016. El oro se ha disparado, los bonos de deuda de alta calidad como Alemania o de Estados Unidos (que implica comprar dólares) han marcado registros históricos y ha aumentado considerablemente la cantidad de dinero líquido, que no se invierte por el momento, a la espera de que se aclaren algunas de las dudas que pesan sobre la economía global.

La deuda alemana, por encima del oro

El bono alemán (bund) se ha convertido en uno de los grandes protagonistas de los últimos meses, incluso por encima del oro. El incremento de la demanda de deuda pública germana ha reducido el interés que ofrecen los bonos: desde el 1 de enero su rendimiento ha caído desde el 0,63% hasta el 0,2% actual.

Asimismo, esa fuerte demanda ha hecho que la rentabilidad de la deuda teutona hasta los ocho años esté en negativo. Todo ello ha tenido un efecto indeseado sobre el resto de países de la zona euro: las primas de riesgo europeas, que se miden por la diferencia de rentabilidad respecto del bono alemán, han experimentado considerables incrementos.

El oro, por su parte, también ha visto incrementada otra vez de forma significativa su demanda. En el último trimestre de 2015, se produjo un aumento del 4%, según el World Gold Council. En lo que va de año, ha disparado su precio cerca del 17%, hasta superar los 1.200 dólares por onza.

El metal precioso ha cerrado así una etapa bajista que provocó que cayera su precio más de un 40%, desde los máximos que alcanzó en 2011, cuando llegó a valer 1.888 dólares por onza. En 2015, sin embargo, llegó a caer por debajo de los 1.000 dólares la pieza.

Mejor liquidez que rentabilidad

Los grandes inversores también muestran una fuerte preferencia por tener dinero líquido a mano, aunque eso conlleve una rentabilidad mínima. En especial, ha aumentado de manera considerable la inversión en repos, que son compras temporales de un bono, que se caracterizan por su baja rentabilidad (menos del 1%) y alta liquidez. Lo mismo se está haciendo a través de aumentos de la tesorería, por ejemplo en algunas Sicav.

Aumentar las inversiones en repos o en tesorería es hoy lo habitual de las principales Sicav. La más grande de España (Torrenova) multiplicó por cuatro su posición en repos. Otra de las más grandes, Brunara, ha optado por invertir tanto en repos como en tesorería. Otras como Morinvest o Arbarín no se han quedado atrás y han superado todas ellas el 10% de su capital en repos. Tosqueta, otro gigante, ha aumentado su posición líquida en un 50%. La situación contrasta con hace un par de años, cuando algunas apenas tenían dinero en efectivo.

¿A qué temen los inversores?

El aumento de la demanda de valores refugio y de las posiciones de liquidez obedece a las incertidumbres que rodean a la economía mundial. La ralentización de China, el bajo crecimiento, los problemas del resto de países emergentes o la caída del precio del petróleo son algunas de las causas que han empujado a los inversores a poner su ‘dinero a salvo’, o al menos a no invertirlo de momento.

Aunque las dudas son variadas, dos en concreto han sido las que más han asustado a los inversores: el estado de la banca europea y un posible pinchazo de la burbuja de bonos-basura de Estados Unidos.

Uno de los mercados que más volumen de inversiones ha perdido es el de bonos bancarios, en especial los denominados CoCos (bonos híbridos) que se sacaban al mercado con una rentabilidad alta. Se hicieron tan populares en los últimos años que su demanda hizo caer la rentabilidad del 10% que daban los primeros al 4% que han ofrecido algunos de los últimos emitidos.

Dudas sobre el sector bancario

La alta rentabilidad se debía a que tenían como contrapartida que, si el capital de la entidad caía por debajo del 7%, en algunos es del 5%, se perdía el dinero invertido, que pasaba a computar como capital del banco. Ahora, cuando los inversores han observado el mal momento que atraviesa el sector bancario, se han desprendido de esos bonos ‘secando’ el mercado.

Otro mercado del que los inversores han huido es el de los bonos-basura norteamericanos. Las primeras en mostrar problemas fueron las empresas energéticas pero después las dificultades se ha extendido al resto. USB considera que cerca de un billón de dólares en bonos se encuentran en estado de estrés financiero.

El problema empezó en 2013 y se detectó porque se rompió la fuerte correspondencia entre el valor de las acciones y el valor de bonos-basura. Las primeras crecían y los segundos se deprimían. Varios fondos especializados en estos instrumentos ya han sufrido corralitos. El miedo a un 'default' en el sistema ha hecho que la rentabilidad se haya multiplicado por dos en este tipo de bonos en apenas un año y que los de mayor riesgo (CCC) estén por encima del nivel de ‘pánico’ tras la quiebra de Lehman Brothers. Pero no solo se ha secado el mercado secundario, también el primario. Standard & Poor’s ha advertido de que febrero está siendo el peor mes para que estas empresas capten deuda desde hace un lustro.

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