El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado este miércoles de que la deuda pública de los países desarrollados se encuentra en su nivel más alto desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuándo los niveles de deuda pública alcanzaron cotas cercanas al 130% del PIB, y supera actualmente los niveles de la Gran Depresión, vivida en los años 30 del siglo pasado.
Concretamente, la institución con sede en Washington revisa al alza sus previsiones de deuda pública para 2016 y 2017, hasta el 107,6% y 107% del PIB en el caso de los países desarrollados y hasta el 83,6% y 83,4% en el conjunto de países que conforman el fondo, según el informe 'Fiscal Monitor'
«El debilitamiento de la recuperación mundial y la preocupación que genera la capacidad de las autoridades de responder con políticas adecuadas y rápidas han empañado las perspectivas económicas», indica el organismo presidido por Christine Lagarde al comienzo de su informe.
De este modo, advierte de que el calendario electoral o la parálisis política «podrían complicar» la implementación de políticas fiscales o desalentar la adopción de medidas enérgicas en varias economías importantes en 2016.
El FMI ha revisado los coeficientes de deuda pública de la mayoría de los países como consecuencia de que, en este periodo, los riesgos potenciales que se identificaron en el informe previo se han materializado -pronunciación en la caída de los precios del petróleo, cambios en el sentimiento inversor de los países emergentes e intensificación de los conflictos geopolíticos-.
Urge a crear nuevas empresas en vez de ayudar a pymes
En este sentido, las economías desarrolladas permanecen en posiciones fiscales de alta vulnerabilidad dado el actual escenario económico en el que predominan los altos niveles de deuda -en Japón la deuda pública alcanzará en 249,3% del PIB en 2016, mientras que en Italia y Estados Unidos la previsión es del 133% y 107,5% respectivamente-.
Además, los niveles prácticamente nulos de inflación y el bajo crecimiento afectan sobremanera al problema del sobreendeudamiento y a la reducción de los coeficientes de deuda.
«No es posible alcanzar una solución duradera para solucionar estos problemas sin un crecimiento más alto a medio plazo», reza el informe, para añadir que la política fiscal «debería» estar preparada para apuntalar la demanda y dar impulso a la política monetaria «cuando sea necesario».
De este modo, el fondo monetario urge a las autoridades a promover el I+D en el sector privado a través de subsidios e incentivos tributarios y a impulsar el espíritu empresarial a través de políticas fiscales encaminadas a la creación de nuevas empresas, en vez de a las pymes.
Los incentivos tributarios para pequeñas empresas «no son eficaces» en materia de costes y pueden «desalentar el crecimiento de tales empresas». «Es más importante facilitar el ingreso de nuevas empresas, incluso mediante la simplificación de impuestos», añade.
Así, según la institución, medidas para fomentar el I+D en el sector privado podrían provocar que el PIB de las economías desarrolladas se incrementase en cinco puntos porcentuales en el largo plazo.
Además, recomienda a los países desarrollados establecer políticas monetarias de carácter expansivo y políticas fiscales que favorezcan el crecimiento a medio plazo, como incrementar el gasto en infraestructuras.
Las economías emergentes sufren las revisiones más fuertes
Por otro lado, las revisiones más fuertes corren a cargo de las economías emergentes, cuyos coeficientes de déficit público para 2016 superan los niveles observados a principios de la crisis, y de las economías de los países exportadores de materias primas, donde se prevé que los saldos fiscales acumulados sólo por los países exportadores de petróleo de Oriente Medio y el Norte de África se deterioren en más de 2 billones de dólares en los próximos cinco años, respecto al periodo que va desde 2004 a 2008, cuando el crudo alcanzó sus máximos históricos.
En concreto, las previsiones de deuda pública de Arabia Saudí y Brasil han sido revisadas al alza en más de 10 puntos porcentuales tanto para 2016 como para 2017, 15,5% y 24,2% en el caso del país árabe y 10,1% y al 15,2% en el caso de Brasil.
«Las condiciones financieras más ajustadas y volátiles a nivel mundial podrían aumentar el coste de los intereses en momento en el que las necesidades de financiamiento bruto están en aumento», sostiene el fondo.
En el caso concreto de China, cuyas previsiones de deuda pública se han incrementado en un 0,6% y 1,2% para 2016 y 2017, el organismo recomienda a Pekín mejorar su transparencia fiscal, «incorporando al presupuesto más proyectos emprendidos por vehículos de financiamiento de gobiernos locales y continuando las reformas al sistema de información financiera y contable del Gobierno.