El Gobierno alemán ratificó hoy que su objetivo es que el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP) quede cerrado antes de fin de año, a pesar de los recelos que despierta y de las recientes dudas mostradas por Francia.
Después de que ayer el secretario de Estado francés del Comercio Exterior, Matthias Fekl, señalara que «tal y como está actualmente», el TTIP «es un mal acuerdo» y advirtiera de que París no puede firmarlo en esas condiciones, el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Sebiert, recordó que el objetivo de las negociaciones es precisamente llegar a acuerdos satisfactorios.
El presidente francés, François Hollande, incidió ayer en que su país no aceptará «nunca» que se cuestionen principios fundamentales, por lo que, añadió, «en este momento Francia dice 'no'».
Para Berlín, se trata de un proyecto «realmente importante en las relaciones transatlánticas», con lo que centrará sus esfuerzos en cerrarlo antes de fin de año, con la confianza de que Estados Unidos también lo haga.
Tras la filtración de documentos, por parte de Greenpeace, que apuntan a que EEUU trata de rebajar una serie de normas europeas, el Gobierno de Angela Merkel insistió en que no habrá un TTIP que reduzca los estándares comunitarios o que incluya tribunales de arbitraje privados.
En Alemania crecen las críticas al secretismo con el que se desarrollan las conversaciones entre la UE y EEUU, y numerosas ONG lideran campañas contra unas negociaciones que temen que concluirán con una rebaja de los estándares sociales, medioambientales y de protección de los consumidores europeos.