No solo se trata de que los grandes baluartes de la política económica del Partido Popular estén detrás del aumento del déficit, sino que también su política es la causante. La reforma fiscal que incluía una bajada de impuestos junto con no recortar más gasto público ha elevado el déficit. La realidad de nuevo se impone a los cantos de sirena políticos.
Hasta el mes de abril el desfase entre ingresos y gastos del Estado se ha situado en 13.981 millones (un 1,25% del PIB) frente a los 12.089 millones que registró el año pasado que suponían un 1,12% del PIB. En el caso de la Comunidad de Madrid, bastión Cristina Cifuentes, la necesidad de financiación ha crecido en 80 millones, pese a caer un 11% el gasto en intereses.
El crecimiento del desfase se debe especialmente a la caída de la recaudación por la reforma tributaria del PP. Los gastos no financieros se redujeron un 2,3% interanual, hasta los 66.464 millones, pero esa caída no compensó la caída de los ingresos tributarios. En el primer cuatrimestre del año, los recursos no financieros del Estado han ascendido a 52.483 millones, frente a los 55.970 millones registrados en el mismo periodo de 2015.
El PP y los impuestos
La relación entre el PP y los impuestos se podría definir como ‘peculiar’, por no decir electoralista. El partido no solo fue el más crítico con las subidas anteriores de Rodríguez Zapatero, sino que durante la campaña electoral se comprometió a bajarlos. Todo cambia al alcanzar el poder, antes incluso de pisar la Moncloa, Mariano Rajoy decretó la mayor subida de impuestos de la historia. Durante los tres años siguientes el Ejecutivo mantiene los tipos impositivos máximos y es en el último ejercicio, año electoral, cuando no solo decreta una bajada sino que aprueba dos. Ese mismo año, el déficit se dispara en más de 11.000 millones.
Ahora, sigue empeñado en que será capaz de reducir impuestos sin recortar gasto y cumplirá con Bruselas, algo que se antoja imposible.
La mejora de los datos de la economía española son evidentes pero los impuestos que se han reformado recaudan menos. En el primer cuatrimestre, por IRPF se ha recaudado un 4,2% menos, hasta los 27.089 millones, debido al impacto de la reforma sobre las retenciones del trabajo. En el caso del impuesto de Sociedades se han perdido ingresos por valor de 2.687 millones de euros, aunque la caída no solo se puede atribuir a la rebaja del tipo del impuesto sino también a que el año pasado se contaron ingresos por la privatización de AENA.
Por el contrario, encontramos los impuestos que no se han tocado pero que sí han crecido gracias a la mejora de la economía. En especial, el IVA, que ha aumentado su capacidad recaudadora un 2,3% y se convierte en uno de los pilares de los ingresos del Estado.
Por todo ello, parece imposible que el PP sea capaz de bajar impuestos, no reducir gasto y cumplir con Bruselas. Y parece imposible porque va en contra primero de lo teórico, que explica que si no se reduce gasto una rebaja de impuestos genera déficit. También contra la evidencia empírica, tras ver lo que ocurrió con el déficit en 2015 (el primero de la reforma fiscal) y la evolución del 2016.
Cifuentes sube el gasto en 226 millones de euros
La izquierda tiene a sus alcaldes del cambio y el Partido Popular tiene a Cristina Cifuentes como grandes referentes tras las elecciones autonómicas y locales. La madrileña llegó a la primera línea política con mucha fuerza pero, hasta el momento, su gestión no ha sido todo lo eficaz que desearían en el partido. La Comunidad de Madrid ha sido una de las pocas, también está Valencia, dónde apuntan directamente al antiguo Gobierno del PP, que más han aumentado su déficit. La necesidad de financiación de la autonomía ha crecido en 80 millones, de los 429 a los 509 millones.
En Madrid no se puede achacar el aumento del déficit a una caída de los ingresos, sino a un aumento del gasto, que ha crecido en 226 millones. En los primeros meses de 2016 ha gastado 5.327 millones frente a los 5.101 que gastó en el mismo periodo de 2015, todo ello pese a que el pago por intereses ha disminuido casi un 11%. Entre los gastos que más han crecido paradójicamente son los más ‘populistas’, que el propio PP ha criticado a otros partidos, en concreto: remuneración de asalariados un 2,3%, en subvenciones un 10,6% y en transferencias por prestaciones sociales un 21,5% más.
Pedro Ruiz