Como en la vida, en economía hay dos formas de ver las cosas. Igual que las langostas que viajaban en la pecera del Titanic no consideraron el asunto del hundimiento del barco un accidente, analistas económicos ven los números de forma distinta.
Estos días se han publicado abundantes datos macroeconómicos. El mercado de trabajo mejora, pero la tasa de paro sigue en el 20%. Los precios siguen en negativo, aunque los que afectan a la vida cotidiana, suben. El PIB crece más que en la mayoría de los pases europeos, sin embargo se percibe cierta desaceleración. ¿Con qué quedarse.
Precios en negativo
El IPC que ha hecho público el INE anticipa una situación en Julio negativa en un 0,7%, respecto al mes pasado. En términos anuales, la variación es del -0,6%. En esta caída no suman los alimentos, que sí han subido, junto a la electricidad, aunque está también subió el año pasado.
Que los precios sean negativos tiene dos efectos sobre las cuentas públicas.
En primer lugar, las recaudaciones son inferiores a las que corresponderían a los niveles de actividad económica. Junto al IPC, los precios industriales están cayendo a tasas anuales del 4%. Se reduce la potencialidad del IVA y, además de la irracionalidad del impuesto, los resultados en Sociedades.
Las recaudaciones del IVA e impuestos especiales de los consumos o los vinculados a ventas crecen por debajo del crecimiento económico. De hecho, De Guindos argumentó, ante la Unión Europea, la evolución de los precios como una de las razones del déficit excesivo de la economía española.
En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que el déficit público se calcula sobre el PIB nominal, es decir, descontando la inflación. Para que nos entendamos, con precios negativos nuestra riqueza es menor y, en consecuencia, el peso del déficit es mayor.
El PIB
El INE ha anticipado el dato de crecimiento económico del segundo trimestre. La economía española ha crecido un 0,7%. Una tasa inferior a la del trimestre anterior y que nos devuelve al cuarto trimestre del 2014.
El crecimiento, como se esperaba, es positivo, un 3,2% en tasa anual. Sin embargo, esta tasa, como anticipara la EPA, nos lleva a cuatro trimestres atrás. La economía española crecía el primer trimestre al ritmo del 3,4%. Dicho de otro modo, como vienen apuntando otros indicadores, se presenta una desaceleración, con potenciales efectos sobre el ritmo de crecimiento de empleo.
Este crecimiento del PIB es inferior al aumento del déficit público, que viene creciendo a tasas anuales del 4%.
Todo apunta a más déficit
En definitiva, tanto la evolución de los precios como la atenuación del crecimiento apuntan a que la actividad económica no sostiene los niveles de déficit público de la economía española, y singularmente la caída de las recaudaciones.
En ese contexto, los anuncios preelectorales de medidas de reducción de impuestos se revelan como un error. Vuelve a demostrarse que, aunque haya crecimiento, las reducciones de impuestos no generan aumentos de recaudación. No obstante, el asunto puede verse desde otra perspectiva mucho más consoladora: la economía, gracias al consumo y los servicios, sigue creciendo.
Miguel de la Balsa