martes, septiembre 24, 2024
- Publicidad -

Los banqueros centrales se van de campamento de verano

No te pierdas...

Son humanos y les gusta irse de campamento en verano. No a cualquier sitio, eso si. Desde hace treinta y ocho años se van a una exclusiva y paradisiaca zona de las Montañas Rocosas: Jackson Hole. Janet, Mario, Mark y el resto de la pandilla celebraran, como cualquiera, un fuego de campamento en el que hablarán de lo nuestro. Permanezcamos pues atentos.

Janet Yellen (Reserva Federal Norteamericana), Mario Draghi (Banco Central Europeo), Mark Carney (Banco de Inglaterra) y el resto de colegas se reunirán en un campamento de nombre algo extravagante: “Diseñando estructuras de políticas monetarias resilientes para el futuro”. Un título que anuncia dos cosas, en realidad: que la política monetaria debe seguir siendo acomodaticia porque, y esta es la segunda clave del asunto, es probable un repunte de crisis, si es que no estamos en lo que ya se llama estancamiento secular.

Los inversores esperan algún gesto de Yellen para saber si los tipos norteamericanos subirán o no. En Europa, por el contrario, incluida Inglaterra, ese asunto esta descartado y quizá se hable de un mayor margen para políticas expansivas.

Insuficiencia de la política monetaria.

Al grito de Mario Dragui “haremos lo que haya que hacer”, a ambos lados del Atlántico se ha insistido en la política monetaria como una arma contra la depresión. A las ortodoxias de la austeridad, en su momento impulsadas desde el FMI, se han sumado con entusiasmo los republicanos que controlan el Congreso norteamericano, los conservadores ingleses, con Osborne a la cabeza, que creían controlar su país y los políticos alemanes que controlan los parlamentos europeos.

El resultado, sin embargo, no parece exitoso. Las facilidades monetarias  no han logrado producir un crecimiento sostenido. El Banco de Japón ya anuncia un crecimiento del PIB inferior al 1%. El crecimiento de la eurozona se redujo a la mitad en el segundo trimestre de 2016 y depende de las exportaciones. Incluso la recuperación de Estados Unidos, aunque todo el mundo habla ya de pleno empleo, parece incierta. Los keynesianos, ¡vaya por Dios!, tenían razón y nos hemos metido en una inmensa “trampa de liquidez”: aumentar el dinero que circula no sirve para nada. 

Además, tras haber logrado que el dinero no valga nada, se han puesto de manifiesto los efectos colaterales de los tipos cero: crisis de rentabilidad bancaria, activos inflados, burbujas resucitadas y, de nuevo, inversiones financieras de riesgo. Riesgo que incluye una inversión equivalente a ocho veces la economía española, que está recibiendo rentabilidades negativas.

La política monetaria ha agotado su munición y solo queda, como en Estrella Digital escribió Pedro Ruiz, lanzar dinero a las familias desde un helicóptero, siguiendo la analogía de Friedman. Es decir, levantar la prohibición de usar las políticas fiscales: para entendernos, gasto público, subsidios a las familias, incluso bajar algunos impuestos con más peso. Recursos que podrían financiarse con el dinero que ahora se usa para comprar bonos y que, por lo tanto, no generaría mayor endeudamiento.

La cuestión es que ni los banqueros centrales ni los políticos conservadores parecen muy valientes al respecto. De hecho, el FMI sigue prohibiendo, para escándalo de muchos economistas, que países asiáticos que tienen superávit presupuestario realicen inversiones públicas.

Subir tipos o más inflación

Por otra parte, los Bancos Centrales, especialmente la Reserva Federal norteamericana, están atrapados por el mantra de la inflación al 2%. Punto a partir del cual deben subirse los tipos de interés. En Estados Unidos se habla ya de pleno empleo y máxima potencialidad de la economía, a partir de aquí la mayor demanda haría subir los precios, dice la teoría. Así que se espera una subida de tipos.

Sin embargo, son muchos los que ven incierta la recuperación y alertan del peligro de un dólar fuerte. Así que el mantra del 2% está en peligro y los banqueros centrales están dispuestos a debatir sobre aumentar el límite de inflación al 3%, lo que les permitiría mantener su arsenal de facilidades monetarias y tener pretextos para no recurrir a las políticas de expansión fiscal. ¿Por qué el 3% o el 2%? La respuesta pertenece a los arcanos de las medidas estadísticas de los efectos de la inflación en los hogares. En 2004, Krugman ya propuso este nuevo techo del 3% a la Unión Europea.

Lo que la política monetaria no contempla

Lo que parece evidente es que el tipo de interés de equilibrio económico parece haberse atascado en un lugar tan profundo que lo hace inviable. Las razones se encuentran seguramente en débiles crecimientos de la productividad, el envejecimiento de la población, y un exceso de ahorro, frente a la inversión, en todo el mundo, debido a las bajas rentabilidades y a los temores a una nueva crisis. Factores que no se pueden afrontar desde los arsenales de la política monetaria.

Janet, Mario, Marc y sus colegas harán sus fuegos de campamento, escucharán eruditos análisis sobre resiliencia monetaria, pero guardan un secreto: les queda poca munición. ¿Volverán a sorprendernos? En dos días lo sabremos.

Miguel de la Balsa

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -