La semana pasada en la presentación de los resultados anuales, el consejero delegado del Grupo PSA Peugeot Citroën, Carlos Tavares, explicó que esperaba cerrar la compra de Opel. Hoy, se ha confirmado el éxito de la operación con el acuerdo del Consejo de Administración de la compañía francesa.
La tesis del grupo PSA es que su sociedad «es capaz de ayudar a Opel», marca que pierde unos mil millones de euros por año, desde hace una década.
«Los empleados de Opel, y los gobiernos, saben que estas pérdidas no pueden continuar indefinidamente», ha declarado Tavares, recordando que su grupo «ha experimentado dificultades similares a las de Opel. Podemos aportar nuestra experiencia. Pero vamos a respetar todos los acuerdos laborales con los empleados de Opel y Vauxhall (la marca bajo la cual Opel se vende en el Reino Unido)”.
Una marca alemana en un grupo francés
Según Carlos Tavares, las marcas de PSA y Opel no son directamente competidoras, debido a que la marca alemana, hasta ahora propiedad General Motors, está bien establecida en Alemania y en Gran Bretaña, mientras que el PSA está poco presente en estos dos países.
Mediante la integración de Opel, PSA Carlos Tavares, espera «crear un campeón franco-alemán del automóvil en Europa.» Sin embargo, insistió en que la dirección de Opel seguirá siendo responsable de decidir los esfuerzos para efectuar su recuperación. «Queremos comprar Opel porque queremos una marca alemana en nuestra cartera», declaró ante sus accionistas la semana pasada el Presidente de PSA.
En apoyo de estas afirmaciones, el grupo francés ha presentado unos importantes resultados financieros. PSA vendió el año pasado más de 3 millones de vehículos, con un margen neto de la actividad de la automoción que ha superado el 6%.
Opel, una marca puramente europea
PSA ha obtenido el acuerdo de sus principales accionistas, el Estado francés, la familia Peugeot y el Dongfeng chino. Cuenta, igualmente, con la aprobación del Gobierno Alemán y del Gobierno Británico, aunque este último algo sorprendido por la operación que afecta a Vauxhall, una referencia en la historia automovilística inglesa, con más de cuatro mil trabajadores.
Opel sufre un exceso de capacidad de producción y sus pérdidas rondan una media de mil millones de euros anuales en la última década. El futuro de Opel se ve ensombrecido aún más por la decisión británica de abandonar la Unión Europea. Este país, donde los vehículos Opel se venden bajo la marca Vauxhall, es el mercado más fuerte de la entidad y representa casi un tercio de las ventas.
Los representantes sindicales de Opel veían con escepticismo la operación la pasada semana. El sindicato IG Metall y el Comité de Empresa de Opel dijeron que “las conversaciones representaban una violación sin precedentes de los derechos legales de los trabajadores en Europa para ser consultados sobre las decisiones importantes».
Opel, que tiene cerca de 35.000 empleados en todo el mundo, vendió 1,2 millones de vehículos el año pasado. PSA, con cerca de 180.000 trabajadores, vendió 3,1 millones de vehículos el año pasado. Ambas empresas dependen, fundamentalmente, de sus ventas en Europa.
La gran América de Trump perdería, por primera vez en casi 90 años, la presencia en Europa de General Motors que adquirió una participación del 80 por ciento en OPEL en 1929. El gran Brexit verá como la Vauxhall es francoalemana.
J.B.