miércoles, septiembre 25, 2024
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Al Popular no le dan tranquilidad: otro día terrible y un banco a precio de saldo

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En dos días, la cotización en bolsa de El Popular se ha derrumbado en 38%, y dejaba la acción en 0,41 euros. El Popular acabó el año pasado con una acción al 0,91, y una capitalización cercana a los 4000 millones: se ha dejado el 55% de su valor por el camino.

Fue entonces cuando le dijeron no al Banco de Bilbao, que ponía cinco mil encima de la mesa. Dicho de otro modo, el banco ya vale menos de los 2500 millones que los accionistas pusieron como ampliación de capital el año pasado. Están enfadados y eso se nota en el mercado y en las políticas del banco, más orientadas a evitar fuga de depósitos – con altas remuneraciones- que preocupadas por la cotización.

Demasiadas manos en el mercado

En realidad la crisis de la cotización se produjo a partir de que el Banco anunciara que ampliaba el plazo para recibir ofertas de compra. Se entendió que había poco interés y todo el mundo se puso a especular con el fracaso de la venta de la entidad.

¿Hay algo en estos dos días que justifique un desplome tan acusado? Nada nuevo salvo el ruido alentado por no pocos especuladores. El rumor de que la autoridad europea (RSB, Consejo Único de Resolución) estudiaba un rescate o de que los ratios de capital se volatilizaban, pusieron en bandeja a los bajistas un buen negocio.

En el último informe de la CNMV , el 12% del capital del banco ha llegado a estar en manos de gente que quiere que la acción baje. Solo Blackrock se desprendió de un 3% de capital en esos dos días.

Hay gente a la que puede interesarle El Popular. Una caída de su valor de capitalización pone la operación al alcance de algunos: en el Bilbao (BBVA) sueñan con quedarse con el Banco por menos de la mitad de lo que ofrecieron hace un año.

Los accionistas minoritarios, que saben que una ampliación de capital, una conversión de sus bonos en acciones, en caso de caída de los ratios de capital, o una adquisición, que sería sin prima, reduciría su inversión,  no dejan de amenazar con acciones judiciales.

En suma, demasiadas manos en el mercado, interesadas en la caída de El Popular. Las cifras bancarias del banco no dejan de ser apetecibles: el primer trimestre ganó en el negocio bancario 180 millones y mantiene más del 17% del mercado, en el segmento de pequeñas empresas.

No hay tranquilidad para el Popular

“Tranquilidad con el Popular” era hasta hace una semana, al menos desde el Gobierno, la consigna oficial. Se sostiene por las autoridades políticas y monetarias que el Banco es solvente y que las cifras de provisiones que el banco necesita para sanear su ladrillo tóxico son la mitad de los que se dice en el mercado (ese mentidero lleno de analistas y filtraciones interesadas: dos mil millones frente a los cuatro mil).

Pero no hay tranquilidad para el Banco. Si no anuncia pronto un comprador, entre especuladores y jugadores interesados abocaran al Banco a un rescate, que ya no depende del Gobierno Español.

La nacionalización en la reserva

El BBVA y el Santander son los llamados a engullir al Popular, quedarse con su mercado, sanear el ladrillo y pasar a una nueva regulación laboral y cierre de oficinas, intentando las desinversiones en las que el Santander está fracasando.

Ahora bien, De Guindos se ha guardado una carta, aunque con cierto recelo europeo: Bankia. El banco nacionalizado es la carta que impediría que un abandono de la operación por parte de los grandes no acabara en un rescate directo de la entidad.

Bankia estaría ahí,  y podría jugar a convertirse en la cuarta entidad financiera, desplazando al Sabadell, que no puede competir en la operación. El problema es que eso llevaría al estado a ampliar capital para cubrir las provisiones, cuestión que la Comisión Europea no ve con agrado.

En suma, en Bruselas susurran al oído de Botín que, sin embargo, no acaba de ver con claridad la operación.

Por qué correr

Al final, el mercado, marcará la pauta. Si bajistas y minoritarios se contentan con la cuchillada infringida la pasada semana al banco, y se evitan los desplomes bursátiles, los gestores del banco podrían sostener su entidad con cierto decoro de mercado.

Si los acontecimientos evitan la retirada masiva de depósitos, no se impondrán soluciones rápidas y taxativas.  Detrás de la desaparición de la identidad de El Popular, habrá un nuevo redimensionamiento del sector bancario español. Hay quien dice que solo hay sitio para cuatro entidades financieras españolas. A lo mejor esa es la razón de las prisas que se imponen a los mercados.

Miguel de la Balsa

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