Ayer, a media tarde, la acción valía 0,32 euros –un 64% menos que cuando acabo el año-, pero nadie hacía nada para evitar el irreversible deterioro de la confianza en la entidad, en un mercado en el que hay quien sigue haciendo dinero a costa de esta crisis.
Los potenciales compradores
Los compradores adoran la bicoca en la que se ha convertido el Banco, pero aspiran a más. Les gustaría una quita a los bonistas – solo con lo que perderían Allianz y su fondo pagarían el banco o su saneamiento- o que el rescate les devolviera un banco saneado.
En el Popular, tratan de colocar los activos inmobiliarios como sea, aún a costa de ampliar los saneamientos. Los fondos buitre se quedarían con el banco tóxico, pero los inversores oportunistas valoran las carteras no más allá del 40%, frente al entre 60 y 70% que tiene el Popular.
Después de aplicarse la resolución, hechas las quitas y abandonado el ladrillo, el 'banco bueno', tendría interés para la banca española, siempre y cuando el saneamiento incluyera el alejamiento de cualquier riesgo jurídico o populismo judicial.
El Banco Central Europeo (BCE) no participa de estas estrategias y, como decía Estrella Digital hace dos días, presiona al Santander, que evalúa en 5.000 millones el capital necesario para comprar y sanear la entidad. El Santander confía en que su disposición le permita una valoración no muy exigente de los activos tóxicos.
A bajistas que huyen, nuevos vienen
El 26 de mayo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hizo pública la cifra de bajistas del Banco Popular. Un 12% de su capital estaba en manos de accionistas que deseaban el desplome de las acciones. Parece evidente que muchos de ellos han hecho beneficios en este tiempo y estos días.
Las posiciones cortas (bajistas) suponen vender un activo que no se tiene en cartera, con la idea de que el precio va a bajar y que se podrá comprar en un futuro a un nivel más bajo. El beneficio es la diferencia entre el precio al que se vendieron los activos y el precio que se paga para comprarlos. Es decir, el bajista, apuesta y necesita que la acción baje.
Smalyn Capital, Marshall Wace, Oceanwood, Blackrock y AQR, fondos que llevan años especulando con el Popular, han hecho beneficios y retrocedido. Sin embargo, los especuladores no deben preocuparse: llega Melqart, que incluso ha anunciado que podría aumentar su capital. Este fondo es el que tenía el 4% del capital de Abengoa cuando la llevaron a la crisis.
Accionistas enojados
Los accionistas están enojados. Tanto si el banco se vende como si entra en resolución, su capital se diluirá. El populismo judicial concurre a animar a los accionistas, especialmente los minoritarios, a amenazar al banco y sus gestores con acciones judiciales.
Los precedentes de Bankia están siendo utilizados por unos para atacar judicialmente la ampliación de capital y prepararse para la venta. Otros anuncian acciones sobre filtraciones de accionistas que podrían haber favorecido la baja de las acciones. Los de siempre –Del Valle– y algunos inversores tradicionales como Allianz apuntan a Saracho y sus relaciones con JP Morgan, comisionista y gestor de la venta. Los bufetes velan armas.
En Cremades atienden a las minorías; en Uría consuelan a los clientes VIP que no pueden pagar los créditos avalados con acciones, y en Alemany les gustaría repetir alguna operación como la que se calzó a Ron, el anterior presidente del Consejo de Administración.
Depositantes Tranquilos
A fecha de hoy, digan lo que digan los mercados, el Popular es un banco con liquidez. A 31 de marzo de este año, los recursos propios del Popular ascendían a 10.777 millones de euros, el ratio de solvencia se situaba en 146%.
En el primer trimestre, la reducción de depósitos había rondado el 5%, unos diez millones de euros. El Banco ha tratado de responder con una generosa remuneración de los depósitos (hasta el 4%) con el objeto de retener el negocio bancario, que es la parte más positiva del Popular, generadora de beneficios en el primer trimestre. En el banco son conocedores de que el 17% del segmento Pymes es el mejor capital para la venta.
Además de la liquidez de la entidad, el Banco Central Europeo no dejara de prestar liquidez y, además, el Banco de España ha solicitado al resto de las entidades que atiendan cualquier demanda de liquidez.
En todo caso, los depositantes tienen garantizados 100.000 euros por el Fondo de Garantía de Depósitos y, según los mecanismos de resolución, si estos tuvieran que aplicarse, los depositantes son los últimos en sacrificarse. En esa dirección tiene todo el sentido que la entidad tranquilice a los depositantes.
Acreedores aterrados
Unas de las razones esgrimidas por el mercado para especular contra el Popular es el potencial impago del vencimiento de sus bonos convertibles en julio. Razón por la que el BCE quiere, también, tener despejada la incógnita, antes de final de este mes.
Puede ser el BCE, en caso de resolución (rescate), el que impida el pago, a pesar de la liquidez, y de el paso de convertir esa deuda en acciones.
Las emisiones de 2013 y 2015, que suman 1.250 millones, pasarían a ser capital y los acreedores accionistas de una acción con menor valor que la deuda asumida. También los compradores pueden reclamar la conversión de los bonistas en accionistas y, de paso, rebajar la factura.
Razón por la que los acreedores están aterrados. No solo los de convertibles, sino los de toda la deuda ya que, en caso de rescate, las quitas serán notables.
Miguel de la Balsa