Los empresarios del transporte de mercancías cuando contratan a un asalariado lo hacen por un salario base, que se corresponde con el convenio de la provincia en el que están dados de alta, más unos conceptos variables que son los kilómetros realizados en un mes.
En realidad, esta costumbre del sector es la primera ilegalidad: cobrar por kilómetro se considera un trabajo a destajo, no permitido en el sector. Es una cuestión conocida, aunque poco denunciada, ya que para los asalariados es muy difícil, sin arriesgarse a la pérdida de empleo, denunciar estas situaciones.
A este fraude de ley se une, enseguida, otro fraude fiscal y a la Seguridad Social. Los empresarios camuflan la productividad, basada en el kilometraje en dietas, que tienen un tratamiento fiscal y de seguridad social diferente al salario.
Un ejemplo
Suponiendo que un trabajador vaya a cobrar 0,13 céntimos por kilómetro recorrido y que realiza diez mil kilómetros en un mes, el trabajador debería cobrar de salario 1.300 euros. ¿Qué hace el empresario? Transformar esas cantidades en dietas nacionales o internacionales, considerando que debe mantener los límites que a tales efectos establece Hacienda ( 53.34 euros para dietas nacionales y 91,35 si son internacionales), en la nómina aparecerán conceptos de esta naturaleza:
DIETA NACIONAL A 45€ x 10 Días = 450
DIETA INTERNACIONAL A 70,83 x 12 Días = 849,96
El Fraude
Lo primero que hace el empresario es evadir la cotización a la Seguridad Social que correspondería al salario (29,7% en 2017). Las empresas se desgravan como gasto, en sus impuestos, las dietas y el trabajador tampoco cotiza, ni a la Seguridad Social (además de fraude, las bases de desempleo o jubilación se resienten) ni a Hacienda (IRPF).
Son los trabajadores los que se verán presionados en las inspecciones de Hacienda, que viene realizando importantes campañas para perseguir el uso fraudulento de dietas en el IRPF. Es decir, la responsabilidad será, en todo caso, del Trabajador.
A un inspector de Hacienda le bastaría el análisis del tacógrafo para demostrar una media kilómetros por día que no se reflejan en las nóminas.
Empresas buzón
No es el único fraude detectado en el mundo del transporte. Otra práctica conocida, esta más perseguida por la inspección (guardia civil de tráfico) que la fiscal , es la creación de las conocidas como “empresas buzón”.
Se trata de compañías con sede en un país de Europa del Este pero que en realidad operan en España, lo que les permite reducir drásticamente costes laborales y tributarios.
En el año 2016, la inspección en carretera de estos vehículos identificó hasta catorce empresas buzón en las carreteras españolas. El coste laboral y fiscal por trabajador en países del este de Europa es ocho veces inferior al de España. Las sanciones del sector por irregularidades superaron los 84 millones de euros.
Miguel de la Balsa