Un periódico global, editado en España titulaba “Sube un 165% la cifra de británicos que logran otra nacionalidad europea”. El articulo narraba con precisión que, el año del Brexit, se había multiplicado por poco más de dos veces y media el número de ciudadanos ingleses e inglesas que habían optado por otras nacionalidades, singularmente Alemania, Suecia y Holanda.
Conviene, no obstante, reprimir nuestra sonrisa de venganza: en realidad solo han sido, en 2016, 6.555 nacionales de Reino Unido quienes obtuvieron pasaporte de otro país de la Unión, frente a 2.478 del año anterior.
Para contextualizar la noticia, Inglaterra tenía ese año un total de 65,64 millones de habitantes. Dicho de otro modo, de cada cien mil ingleses se marcharon nueve. No suena a colas en los aeropuertos.
Los números necesitan contexto, sin él nos podemos engañar fácilmente. Por ejemplo, puede decirse y no será error que en España ha aumentado en un 16% el número de británicos nacionalizados. Una cifra que puede mejorar nuestro espíritu patrio pero poco la población: en realidad, solo son 44 más.
Hay que poner esa cifra de 44 en relación con que en España, que es el primer país de residencia de ingleses en el extranjero, residían a finales de 2016, 236.669 ciudadanos y ciudadanas del Reino Unido.
Es decir, las nuevas nacionalizaciones son inapreciables respecto a la población inglesa en España, apenas 20 de cada cien mil han decidido hacerse españoles.
Son momentos muy próximos al Brexit, por lo que es fácil creer que no son opciones adoptadas de inmediato ya que estos procedimientos suelen requerir cierto periodo de tiempo.
Alemania, en 2016 se concedieron 2.702 pasaportes a ciudadanos de Reino Unido, un 355% más que en 2015, Suecia, 978 (116% más) y Países Bajos 477 (293% más) son los países que los ingleses han preferido.