jueves, septiembre 26, 2024
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España mejora en la regulación de sociedades opacas y blanqueo de capitales

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Transparencia Internacional ha presentado el informe “G20: ¿líderes o rezagados? Una revisión de las promesas del G20 para acabar con las sociedades opacas”, en el que analiza los avances de estos países industrializados y emergentes en su lucha contra el secretismo en la propiedad de las empresas.

Tal como revela el documento, España -país invitado dentro de este bloque- cuenta con un marco legal muy fuerte para hacer frente a estas compañías, que se constituyen en herramientas para llevar adelante negocios corruptos.

El informe, destaca las razones por las que España ha logrado una buena evaluación. En primer lugar, existe un registro de titularidad real de las empresas, que las autoridades pueden consultar de forma abierta y que se encuentra alineado con las regulaciones de la Unión Europea.

En este sentido, cuando hay una actividad sospechosa, los notarios pueden verificar esa información -el estudio asegura que esta actividad solo es posible en España, Argentina e Italia-. Además de eso, los bancos están obligados a ofrecer datos sobre los titulares de las cuentas, incluso si se conoce que son beneficiarios finales de alguna empresa.

España comparte ese resultado positivo con Francia, Italia y el Reino Unido, si bien, dice Transparencia Internacional, España no cuenta con el registro de fideicomisos, tal como lo exige la Cuarta Directiva Europea contra el Blanqueo de Capitales. Otro aspecto mejorable es que se elaboraron evaluaciones sobre los riesgos de lavado de dinero, pero no se publicaron los resultados.

Análisis global: progresos lentos

En relación con el año 2015, los resultados en términos generales han mejorado. En esa ocasión, Transparencia Internacional ha medido la implementación de los Principios de los Beneficiarios Finales, adoptados en 2014, y ha detectado que 15 de los países del G20 tienen un marco legal débil o regular para frenar la existencia y el funcionamiento de las sociedades opacas.

Este año, ese número se ha reducido a 11: Canadá, Corea del Sur, Australia, China, India, Indonesia, Rusia, Arabia Saudita, Suráfrica, Turquía, Estados Unidos y Holanda (país invitado). “Todavía existe mucha debilidad en el cumplimiento de los principios”, apunta el informe.

Una de las exigencias es que los países cuenten con un registro de titularidad real o beneficiarios finales de las empresas. En seis países del G20 existe ese registro -Brasil, Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido y España-. En otros, como Canadá y Estados Unidos, existen bases de datos fragmentadas e incompletas.

Independientemente de la existencia de los registros, en 9 países del G20 -Australia, Brasil, Canadá, Alemania, Indonesia, Rusia, Corea del Sur, Turquía y Estados Unidos- las instituciones financieras pueden continuar con las transacciones aunque se desconozca la identidad del beneficiario final. En 8 países, además, se permite que haya personas que se registren como accionistas, sin que se les exija que revelen la identidad del propietario real.

También se encontraron debilidades en las regulaciones del trabajo de algunos profesionales; es decir, en muchos países, los abogados, auditores, agentes de bienes raíces, entre otros, no tienen la obligación de pedir información sobre los propietarios efectivos.

Eso ocurre en 9 países: Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, India, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Por su parte, en Indonesia y Suráfrica se elaboraron nuevas normas para extender las responsabilidades contra el lavado de dinero también a los abogados.

Miguel de la Balsa

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