Al contrario que el aceite -el otro sector más afectado por los aranceles-, España apenas envía un porcentaje minúsculo de vino a granel y las bodegas no pueden envasarlo en otros países para poder sortear este aumento de la carga fiscal de un 25 % adicional, ya que la mayoría de denominaciones de origen no permiten envasar en otras zonas que no sean la suya.
Este lunes habrá una reunión de las autoridades comerciales sobre estos impuestos, aunque las esperanzas de acuerdo son remotas.
Fuentes de la industria apuntan que actualmente existen empresas pendientes de sus envíos a EE.UU. por vía marítima, ya que solo si llegan a puerto antes del 18 de octubre podrán evitar la subida impositiva.
En este sentido, señalan que podría registrase algún incremento en las exportaciones de vino a este mercado en las estadísticas oficiales del mes de octubre por el intento de algunas compañías de mandar ahora más cantidad antes de que la medida entre en vigor.
Estados Unidos es el tercer destino en valor más importante para los vinos nacionales, sólo por detrás de Alemania y Francia; el precio por litro ronda los 4 euros, tres veces superior a su media.
En total, España vendió vino a este mercado en el último año móvil -desde agosto de 2018 a julio de 2019- por valor de 301 millones de euros.
Sin contar con los espumosos, los licores, los vinos con más de 14 grados y la pequeña parte enviada a granel -que no se ven afectados por los aranceles-, la cifra se sitúa ligeramente por debajo de los 200 millones de euros.
El director general del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), Rafael del Rey, subraya que EE.UU. era un mercado prioritario para numerosas bodegas desde hace años.
«Habrá que ver qué hace cada uno con la subida del arancel, si la traslada por completo al consumidor o si se asume dentro del margen. Pero eso depende del margen que cada uno tenga», explica.
Del Rey cree que serán «las botellas más económicas» las que previsiblemente más caerán en ventas de aplicar la subida de precio, ya que «un salto del 25 % es muy considerable», e incide en que los vinos españoles partirán con desventaja frente a la competencia de italianos, portugueses, chilenos o argentinos, que no sufrirán el incremento de la carga fiscal.
Por el contrario, el vino francés -también penalizado por los aranceles- podría encajar mejor este encarecimiento, debido al mayor precio de una parte significativa de sus botellas, destinadas en muchos casos a un consumidor prémium.
«Para España, EE.UU. es un país muy importante porque vendemos mucho con Denominación de Origen (175 millones de euros) y, aunque nuestro precio medio es inferior al francés, nos encuadramos en un segmento medio-alto», detalla Del Rey.
«Estamos superando el shock», reconoce el director general de Ramón Bilbao, Rodolfo Bastida, representante de una de las firmas que más habían apostado por este mercado: de hecho, acaban de abrir hace sólo cuestión de meses una sociedad en EE.UU.
Bastida recuerda que se trata de un destino con «mucho potencial», donde el consumo de vino crece, aprecian el producto importado y el local no cubre toda la demanda.
«Vamos a seguir adelante en Estados Unidos, pero no va a ser fácil. Temporalmente puede que haya ayudas especiales de la Unión Europea (UE) a los afectados, pero generará polémica, ya que serán cuestionadas por los países comunitarios menos agrícolas», anticipa.
Desde Ramón Bilbao revelan que la idea de compensar la previsible caída en este mercado aumentando las exportaciones a otros países es «muy difícil», y remarcan que para colmo de males el «brexit» está a la vuelta de la esquina.
«Reino Unido y Estados Unidos son dos de nuestros tres principales mercados», recalca Bastida, quien asegura que se trata de dos obstáculos «muy perniciosos» para todo el sector del vino español.
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