Con los mismos algoritmos econométricos que utilizan para el informe de tenencias inmobiliarias que llevan realizando 28 años, estos investigadores han calculado el impacto que podría tener la pandemia del COVID-19 en el sector.
Según sus cálculos, este año se venderán 52.416 viviendas de obra nueva (más las que estuvieran pendientes de firma en notaría cuando se decretó el estado de alarma), frente a las 98.600 de 2019 y las 99.311 estimadas para 2020 antes de la crisis, lo que supondría una reducción estimada del 46,8 %.
Los precios de obra nueva podrían bajar una media del 16,7 %, mientras que las licencias de obras y el números de visados se reducirían un tercio.
En cuanto a la vivienda usada, las ventas podrían caer un 37,4 % a cierre de este año, hasta las 273.908, frente a las 437.833 de 2019 y las 448.824 previstas para 2020 antes del coronavirus, mientras que los precios en el mercado de segunda mano bajarían un 18,4 %.
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