La institución que preside Pablo Hernández de Cos se hace eco de las recomendaciones de los supervisores y reguladores bancarios para que las entidades, «ahora más que nunca», tomen decisiones prudentes en relación con sus políticas de distribución de beneficios.
La idea que traslada es que los bancos tienen que seguir cumpliendo su «importante papel» en la economía en momentos de tensiones de liquidez, como los generados por el Covid-19, facilitando así la posterior recuperación una vez se supere la crisis sanitaria.
La recomendación tanto del Banco de España como del BCE llega en la misma semana en la que tres de los grandes bancos españoles han anunciado ajustes en su política de dividendos encaminados en esa dirección: reservar la mayor parte de sus beneficios para poder seguir prestando a familias y empresas.
El primero en hacerlo fue el Banco Santander, que comunicó que suspendía el pago del dividendo a cuenta de los resultados de este año, que tenía previsto hacer en noviembre, para dejar únicamente un abono en mayo de 2021 cuyo importe dependerá del impacto que tenga en sus cuentas la crisis generada por el coronavirus.
CaixaBank, por su parte, ha dado un paso más allá y decidió recortar a la mitad el dividendo que iba a pagar con cargo a 2019 y adelantar que reduce del 50 al 30 % el porcentaje de beneficios del 2020 que repartirá entre sus accionistas, todo con el argumento, igual que el Banco Santander, de contar con recursos para financiar la economía.
La misma razón ha dado este viernes el propio presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que en la junta de accionistas del banco ha reiterado la necesidad de ser prudentes y ha renunciado a su idea de retribuir hasta 2.500 millones en tres años a los accionistas al descartar el pago de un dividendo extraordinario.
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