El presidente de Barcelona Tech City, Miguel Vicente, hace esta petición tras estimar que «en torno al 30 o el 40 % de estas compañías tienen que realizar una ampliación de capital y actualmente los mercados financieros están cerrados».
Tras participar en la fundación de empresas emergentes de éxito como LetsBonus o Wallapop, Vicente preside esta asociación privada que representa a más de un millar de empresas y busca posicionar a Barcelona como uno de los principales centros o «hubs» tecnológicos internacionales.
El presidente de Barcelona Tech City explica que desde que estalló esta crisis las empresas emergentes ya han reducido todo tipo de costes, han aplicado recortes de un 50 % a sus directivos para poder «sobrevivir los próximos seis o nueve meses» y trabajan en ampliaciones de capital con sus accionistas.
Y es que la liquidez es clave para este tipo de empresas en crecimiento, en especial para las empresas que estaban arrancando, que están en una situación muy delicada.
«Nos parece una auténtica pena que una inversión de más de diez años que ha servido para desarrollar un exitoso ecosistema tecnológico se pueda ahora dejar caer», asegura Vicente, que recuerda que en Alemania, Francia o Reino Unido ya se han desplegado planes de apoyo específicos de varios miles de millones de euros para salvar a sus empresas emergentes.
Aunque Vicente precisa que la crisis ha afectado menos a empresas relacionadas con el comercio electrónico o la salud, por ejemplo, sí que ha dejado en una situación preocupante a otras muchas, añade.
Por ello, valora los primeros pasos que ya han dado para ayudar al sector organismos como Enisa, el CDTI o el ICF, pero solicita, junto al resto de organizaciones que promueven el emprendimiento en España, mayores presupuestos, una apuesta decidida por los mecanismos «de coinversión», así como financiación específica para las empresas emergentes, puesto que «las líneas de liquidez habilitadas por el Gobierno no están llegando» a este tipo de sociedades.
En este sentido, Vicente pide que las ayudas públicas se centren especialmente en las empresas pequeñas y de tamaño medio, puesto que las más consolidadas por lo menos tienen a sus accionistas actuales para respaldarles.
Housfy es una plataforma tecnológica que basa su negocio en cobrar una comisión fija a cambio de la venta de una vivienda, y es uno de los ejemplos de empresas emergentes conocidas que ha visto prácticamente paralizada su actividad por el coronavirus.
El año pasado esta compañía, que busca hacer la competencia a las agencias inmobiliarias tradicionales, facturó 5 millones de euros y para 2020 tenía ambiciosos planes de crecimiento, pero el coronavirus ha frenado en seco todas esas expectativas, ya que sus empleados, por ejemplo, no pueden hacer visitas a potenciales clientes.
El consejero delegado de Housfy, Albert Bosch, ha explicado que las medidas habilitadas hasta ahora por el Gobierno no han ayudado «demasiado o nada» a las start-up, y augura que una parte de ese ecosistema digital está «en riesgo» de desaparecer, en especial las que están pendientes de pactar rondas de financiación, dado que apenas tendrán caja para aguantar unos meses.
«No veo en riesgo la viabilidad de Housfy por el apoyo de nuestros accionistas, pero conozco a muchas empresas que lo están pasado muy mal», asegura Bosch.
En el caso de Housfy, ha tenido que aplicar un ERTE a buena parte de la plantilla, formada por 130 personas, alegando causas productivas, y el consejero delegado de la empresa confiesa que se sentiría «encantado» si en octubre pudiera registrar tasas de crecimiento como las que experimentaba antes de esta crisis.
Al igual que Vicente, también reclama un apoyo decidido de las administraciones a las empresas emergentes, a semejanza de lo que han hecho varios países europeos, y cree que no se puede permitir que mueran empresas de referencia «como Glovo o Cabify», que son la «carta de presentación» de muchas de estas empresas españolas en el extranjero.
Cooltivat es una emergente catalana que ofrece la posibilidad de controlar la cosecha de un huerto de manera virtual y el confinamiento le ha pillado en plena fase de captación de fondos para su proyecto a través de la plataforma Verkami.
Uno de sus fundadores, Oriol Cerqueda, ha explicado que la campaña, de 45 días de duración, arrancó el 11 de marzo, «cuando la sombra del coronavirus ya estaba presente», y que a pesar de que la captación de fondos no terminó de despegar durante algunos días, porque todo el mundo estaba pendiente de la pandemia, finalmente han logrado captar más de 8.500 euros de 137 mecenas, frente al objetivo de 5.900 euros que se habían marcado.
Esta empresa emergente permite a cada pequeño inversor elegir qué quiere plantar en un huerto, la extensión de sus parcelas, controlar la cosecha de manera virtual y luego recibir los productos cultivados, todos ellos fruto de la agricultura ecológica, aunque la plantación arrancará en unos terrenos de La Garriga a partir de febrero de 2021.
Sin embargo, Cerqueda, que es ingeniero industrial de formación, explica que a mediados de mayo tenían previsto pactar una ronda de inversión de entre 100.000 y 120.000 euros con un pequeño inversor y que ya les han avisado de que, con la situación actual, ese proceso puede retrasarse.
Más allá de esa incertidumbre sobre los plazos, Cerqueda no ve en peligro su proyecto, porque cree que, tras el coronavirus, iniciativas como la de Cooltivat serán aún «más importantes».
Estrella Digital