El pasado 11 de febrero el Gobierno actualizaba su cuadro macroeconómico y bajaba el crecimiento previsto para 2020 al 1,6 %, sin vislumbrar aún que solo un mes después la irrupción del coronavirus iba a frenar en seco el ciclo de crecimiento iniciado en 2014.
A finales de abril volvía a actualizar el cuadro para anticipar una recesión del 9,2 % este año, con una tasa de paro del 19 %, un déficit público del 10,3 % del PIB y una deuda del 115,5 % del PIB, pronosticando una recuperación de la economía del 6,8 % en 2021, insuficiente para volver al nivel del PIB de 2019.
«Hay acuerdo en que la recuperación de 2021 no va a ser suficiente para recuperar el terreno perdido. Se pospone hasta 2022, pero si lo consideramos desde la perspectiva de la última crisis no es tan grave porque los valores del PIB de 2009 se recuperaron en 2017, nueve años después”, explica a EFE la directora de Proyectos Internacionales del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Matilde Mas.
Desde abril hay entidades que han empeorado sus previsiones, como el Banco de España, que inicialmente pronosticaba una caída para 2020 de entre el 6,6 % y el 13,6 %, que en junio ha elevado a entre el 9 % y el 15,1 %, avanzando un desplome para el segundo trimestre de entre el 16 % y el 21,8 %.
También en abril el BBVA Research auguraba una caída del 8 % para este año y un mes después la elevaba al 10,5 %, anticipando un descenso para el segundo trimestre de entre el 15 y el 20 %.
En declaraciones a EFE, el director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, Raymond Torres, prevé una caída de en torno al 15 % en el segundo trimestre a consecuencia de la parada casi total de muchas actividades y de la drástica reducción del consumo y la inversión del sector privado (hogares y empresas).
«Esa reducción del tamaño de la economía tan profunda durante los primeros dos trimestres, aunque se vaya recuperando poco a poco ese gasto el consumo de las familias y las empresas durante la segunda parte del año, eso no borrará el terreno perdido, por lo que anticipamos una caída del PIB de en torno al 9,5 % para el conjunto del año», dice Torres.
Es la previsión del consenso que elabora Funcas a partir de su panel de analistas privados, que pronostican que el repunte en 2021 será del 6,1 %.
Torres explica que este escenario depende fundamentalmente de que no haya un rebrote que obligue a medidas de confinamiento en España o en Europa, lo que podría conducir a caídas del PIB mayores a las previstas para el segundo trimestre.
En opinión de Mas, en la reducción de las incertidumbres está la clave de la recuperación y, en este sentido, la existencia de una vacuna contra la COVID-19 aceleraría el proceso, aunque no parece posible hasta el segundo semestre de 2021.
Asimismo considera relevante que proyectos piloto como la apertura de Baleares al turismo alemán sean exitosos, porque si fracasan añadirían más dudas al proceso.
Torres añade que la velocidad de la recuperación dependerá de la efectividad de la política económica, no solo de las medidas de emergencia para amortiguar el impacto inicial, sino también de las diseñadas a futuro para sectores como el turismo y la automoción, que suman en torno al 30-35 % del PIB.
«Aparte de en las cifras de crecimiento, (la efectividad de la política económica) se analizará en la medida en que hogares y empresas reemprendan el camino de gasto en consumo y en inversión», dice Torres, que suma como tercer factor clave la financiación de todas estas medidas.
A su juicio, es importante que el BCE mantenga su ambicioso programa de compra de deuda el año que viene para que España se pueda seguir beneficiando de una financiación cómoda, con intereses reducidos, y que la UE acuerde las condiciones del fondo de recuperación para que esos recursos estén disponibles cuanto antes.
«Siendo relativamente optimista a partir de mediados de 2021 esos dispositivos europeos podrían activarse para España y servir para apoyar las medidas de política industrial y de apoyo al turismo”, señala Torres.
Mas (IVIE) coincide en la relevancia de que los fondos europeos se concreten cuanto antes y ve «crucial que las ayudas que han sido aprobadas por el sector público español lleguen pronto a sus destinatarios», porque cuanto más tarden «mayor será la probabilidad de que las empresas quiebren y de que aumente el paro».
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